YA NI PAMPLONA…
Los aficionados estamos resignados ya desde hace mucho
tiempo a los toros de las figuras. Y ¿qué es eso del toro de las figuras? Pues
muy sencillo: es el astado a modo que las figuras y sus veedores eligen para
estar lo más a gusto posible en las distintas plazas y ferias en las que
comparecen. Este tipo de animal de lidia (porque lo de bravo es otro cantar) se
suele caracterizar por ser bajo, corto de manos, fino de cabos y poseer unas
hechuras estilizadas que no sobrepasen los 500-525 kilos. Por delante (es
decir, los pitones) suelen ser “agradables”, “bonitos”, que en el idioma
terrenal significa anovillados y terciados. Es decir, un toro que no asusta
mucho en cuanto a las defensas que luce en la cabeza. Pueden estar gachos, ser
brochos…aunque los que más se cotizan son los que tienen los pitones en los
ojos. Como esta conformación de pitones es ya muy descarada, en las plazas de
mayor entidad estos por supuesto no se lidian. Pero muchas veces los veedores y
apoderados de estas figuras no quedan lo suficientemente satisfechos con la
comodidad morfológica del toro elegido y por eso optan por mandar mutilar las
defensas de los animales (afeitarlos). Esta es la realidad común, la que se
viene llevando entre las figuras desde tiempo inmemorial. Eso sí, a lo largo de
la Historia
del toreo también ha habido excepciones y matadores como el añorado y llorado
Antonio Bienvenida que denunció el afeitado y pidió matar las corridas más
fuertes y serias que hubiera pastando en el campo. Y eso en cuanto al carácter
morfológico del toro de las figuras. En el comportamiento, aún ese tipo de
astado está más definido. Se busca y demanda aquel ejemplar que por encima de
todo sea noble, que no mire al torero, que acuda con alegría y bondad a los
toques, que humille, que se vaya en cada muletazo y, si puede ser, que tenga la
fuerza justa. Si tiene demasiada tampoco es un problema, ya se encargan los
picadores. Este tipo de toro (en cuanto a morfología y comportamiento) se suele
dar con más facilidad en el encaste Domecq y por esa razón el 80 por ciento de
las ganaderías de la actualidad crían reses de esta procedencia. Pero dentro de
Domecq también hay variedad así que las figuras de turno (aunque esto lo hacen
o le gustaría hacerlo a la mayoría de toreros) buscan aquellas divisas que se
caractericen por seleccionar un toro más “apropiado para la disciplina
artística”. Esto es lo que dicen ellos. Yo lo traduzco en seleccionar “el toro
más fácil y aborregado posible”. Por eso, hoy en día, si ustedes se fijan en los
hierros con los que se anuncian las llamadas figuras del toreo se darán cuenta
de que eso de la variedad brilla por su ausencia. Se encontrarán repetidamente
con Garcigrande/Domingo Hernández, Juan Pedro Domecq, Zalduendo, Núñez del
Cuvillo…y algunos otros hierros sucedáneos de estos. Sí, ahora las figuras lo
son por tener el suficiente poder de pedir e imponer los toros que quieren allá
por donde van. Y como decía al comienzo de este artículo, los aficionados ya
nos hemos resignado a esto porque cuando llegan las figuras a Valencia, Sevilla
o Madrid el toro baja clamorosamente. Sí, los que más ganan matan el toro más
chico y viceversa. Así de justo es el mundo del toro. Pero los aficionados aún
teníamos pequeños oasis entre tanta comodidad y tan poca vergüenza. Y como a
las plazas toristas del sur de Francia las figuras no se acercan ni por asomo,
pues los dos cosos que mantenían un toro serio y decente cuando se anunciaban
los llamados mandones del toreo eran Pamplona y Bilbao. En Bilbao ya veremos en
poco más de un mes lo que ocurre, pero en Pamplona ya han sonado las alarmas. En Pamplona el toro era lo primero (el toro
más serio y ofensivo de cuantos se lidian) y después que se apuntara el que
quisiera. Por eso las figuras no han tenido nunca especial simpatía con acudir
a San Fermín. Pero después de ver como El Juli y el resto de figuras
contratadas este año en la Feria
del Toro han conseguido colar a sus raspas impresentables, seguro que todos se
empezarán a apuntar en masa. Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq y
Torrehandilla han conseguido lidiar sendos encierros vergonzantes así que
parece que también en Pamplona las figuras han conseguido imponer su toro. Sí
señores, ya ni Pamplona…
La verdad sin cortapisas, Enhorabuena, la fiesta agradece los varios Blogs de aficionados que la defienden,saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, antes de periodista y crítico taurino soy aficionado así que es fundamental, como dices, el que ante todo defendamos a los aficionados. Un saludo!
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