“Y ALCURRUCÉN OBRÓ EL
MILAGRO”
Interesantísima corrida de Alcurrucén que sortea hasta tres
toros de nota y devuelve la emoción a los tendidos. Iván Fandiño brilla por
momentos y pierde una oreja. Perera se salva ante el quinto, mientras que Cid
se hunde definitivamente.
Aunque
parecía imposible en la decimotercera de San Isidro se obró el milagro. El
milagro de volver a ver sonrisas en los tendidos, el milagro de ver astados
interesantes que se mueven con casta y transmisión. Fue Alcurrucén la que lo
consiguió con un encierro que mantuvo el interés en todos sus capítulos y que
lidió varios ejemplares de nota alta. La corrida no fue perfecta, pero si
variada y muy interesante. Las principales virtudes del lote enviado a Madrid
por la familia Lozano fueron el movimiento, la casta y la transmisión. Unos se
movieron con más clase que otros, unos humillaron más y otros menos, pero todos
los ejemplares que saltaron al ruedo dieron argumentos a un espectáculo hasta
hoy completamente aburrido y desesperante. No fue una corrida brava, es verdad,
pero si encastada. Sin duda, el toro de la corrida y, quizás, de lo que va de
San Isidro fue el cuarto, que, para no variar, le correspondió al Cid. Este
serio y astifino animal de la divisa toledana tuvo la mayoría de virtudes que
debe tener un toro de lidia: nobleza, clase, humillación, recorrido y la casta
que genera la transmisión en los tendidos.
La
corrida de Alcurrucén no fue nada exagerada de presentación, es más, fue muy
normalita y sorteó varios ejemplares por delante un poco justos, pero se
demostró que cuando hay argumento, movimiento e interés, el tan necesario
trapío pasa a un segundo plano. El vasco Iván Fandiño entró en el cartel
sustituyendo al herido Sebastián Castella y el de Orduña justificó sobradamente
su presencia. Aunque no fue redonda su tarde y por momentos anduvo precipitado,
Fandiño dio una lección a sus compañeros que, en esta ocasión, eran figuras.
Iván demostró que cuando se viene a Madrid con actitud y valor, se compran
muchas papeletas para triunfar. Lo más lucido e importante del festejo tuvo
lugar en el tercero, un bonito colorado que estaba muy en el tipo de la casa.
El de la divisa toledana fue un buen toro, sobre todo por el pitón derecho. Fue
noble, pero no tonto, y embistió con recorrido y mucha transmisión. Por el
izquierdo tendía a salir con la cara más alta desluciendo los muletazos. El
trasteo de Fandiño fue irregular y la cota más alta fue una gran serie con la
diestra en la que bajó mucho la mano, alargó los muletazos y consiguió una gran
profundidad. En ese momento, la gente entró. Una de las cosas que diferencian a
este torero del resto es que suele estar cruzado y no al hilo y que intenta
hacer las cosas con pureza, algo que se agradece. El colofón a su trasteo
fueron unas ajustadísimas bernadinas en las que se jugó la taleguilla y que
pusieron los pelos de punta al público madrileño. Pinchó arriba y después dejó
una estocada ligeramente trasera y tendida que le hizo perder el trofeo que
tenía seguro. Aunque debió dar la vuelta al ruedo, se conformó saludando una
gran ovación. El sexto fue más complicado. El “Núñez” de los Lozano, muy bien
hecho y con seriedad por delante, se movió mucho y también tuvo transmisión,
pero no terminó de ir metido en la muleta y repuso mucho durante toda la faena.
Fandiño quiso pero no terminó de encontrar los secretos para el lucimiento y en
su labor se sucedieron los enganchones. Con una estocada defectuosa finalizó
una actuación en la que brilló por momentos. Yo, al menos, espero aún más de
él.
Dos
figuras completaban el cartel: El Cid y Miguel Ángel Perera. Y ambos
necesitaban un triunfo para reivindicarse. El primero porque en sus últimas
actuaciones ha generado muchas dudas y no ha estado a la altura, y el segundo
porque volvía a una plaza de primera tras sus sonadas ausencias en Valencia y
Sevilla. Y sus labores fueron distintas. El Cid anduvo perdido toda la tarde y
se dejó escapar un lote de puerta grande segura. Encastado, así fue el que
abrió plaza. Tuvo mucho que torear el astado, pero se encontró delante a un Cid
que no supo por donde meterle mano. Aunque empezó mejor, en ningún momento
encontró la distancia y colocación precisa que necesitaba al toro y dio
sensación de incomodidad. Tanto en este como en su segundo se le recriminó
mucho la despegada colocación. Y si con la franela no estuvo acertado, menos
con el estoque, dejando primero un bajonazo indigno y después otra estocada
baja. El cuarto, ya mencionado anteriormente, fue claro desde el principio y
puso de acuerdo a todo el mundo en la idea de que era un toro de triunfo. Lo
único salvable del sevillano fue una tanda sobre la mano derecha en la que
encajó riñones y con la figura vertical y relajada logró varios muletazos de
estimable trazo. Muy poco para tan gran enemigo.
El
extremeño Miguel Ángel Perera mostró dos caras en su primera comparecencia en
la feria. En su primero anduvo siempre mal colocado, muy fuera de cacho y sin
entender al interesante enemigo que tuvo delante. Éste se movió mucho, tuvo
transmisión e ímpetu en la embestida y se arrancó con fuerza a los toques. Lo
malo: no le sobró la clase ni la entrega. El quinto fue muy distinto ya que
tuvo buena condición, aunque lo que no le sobró fue la fuerza ni la bravura. Se
rajó muy pronto el de la divisa azul y negra y entonces Perera dio muestras de
su valor y asentamiento pegándose un serio arrimón cerca de los terrenos de
tablas. División en los tendidos. Los mejores momentos llegaron al natural,
cuando Miguel Ángel echó muy bien la muleta al hocico del toro y tiró de él. Antes
empezó con su habitual pase cambiado por la espalda en el que tuvo que
rectificar la posición para no ser despedido por los aires. También meritorio
el quite que instrumentó a ese quinto por gaoneras. Podría haber tocado pelo
pero el bajonazo con el que remató dejó todo en una fuerte ovación.
13ª
Feria de San Isidro. Las Ventas. Con lleno en los tendidos, se lidiaron 6
toros de Alcurrucén, correctos de
presentación en líneas generales aunque sin exageraciones, y de buen e
interesante juego en general. Destacó el gran 4º.
El Cid: silencio tras aviso y división de opiniones tras
aviso
Miguel Ángel Perera: silencio y saludos tras aviso
Iván Fandiño: saludos tras aviso y leve petición y silencio
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