CUADRI GANÓ LA PARTIDA
Gran encierro de Fernando Cuadri en presentación y juego por
bravo, encastado y con muchas posibilidades de triunfo. Los dos mejores astados
se los lleva en el lote Luis Bolívar que deja pasar una gran oportunidad. Mala
suerte de Javier Castaño que sufre una aparatosa voltereta. Rafaelillo
suspende.
Cuadri
ganó la partida y lo hizo en todos los sentidos. Lidió quizás la corrida de la
feria, trajo la emoción, la bravura y la casta, y dio importancia y seriedad a
la floja Feria de San Isidro que mañana concluirá. Los toros les ganaron la
partida a los toreros. Bueno, a dos de ellos. Javier Castaño si estuvo al nivel
que merecía la ocasión pero la mala suerte se cebó con él. En una tarde tan
importante, en la que tenía a todo el público a su favor tras sus destacadas
comparecencias en las plazas más importantes, el destino quiso que no pudiera
matar al completo la corrida de Cuadri. Una desafortunada voltereta le dejó
conmocionado y aunque pudo estoquear a su primero, tras pasar a la enfermería,
no pudo regresar. Una verdadera pena porque la tarde, seguro, habría sido suya
por su firmeza, seguridad, valor e inteligencia delante de los toros que le han
devuelto a la primera línea. Sí, porque no sólo las grandes figuras ocupan la
primera línea. Toreros como Castaño están ahí por hacer descomunales esfuerzos
ante corridas que son todo menos fáciles.
Gran
corrida la lidiada esta tarde por el hierro de Herederos de Celestino Cuadri en
Las Ventas. Es verdad que esta ganadería juega en casa, en la plaza que le ha
dado todo y en la que ha lidiado corridas y ejemplares que han quedado en la
memoria de muchos aficionados. El encierro de Cuadri fue un ejemplo de
excelente presentación. El segundo o el cuarto fueron más feos, es verdad, pero
en líneas generales la presentación fue impecable. Toros hondos, largos, muy
cuajados y serios…toros que imponen respeto al mismo salir de chiqueros. Pero
no sólo hubo fachada, también contenido. Casi toda la corrida se movió siempre
con gran emoción y transmisión y dentro de la variedad y de ese común
denominador de la casta, hubo astados con más y menos posibilidades. Eso sí,
todos exigentes. Los mejores fueron tercero y quinto (se corrió turno ya que
este debería haber salido en último lugar). Ambos además de esa transmisión,
emoción, fuerza y casta, también se “dejaron” mucho humillando y colocando muy
bien la cara para embestir. Repitieron hasta la saciedad y murieron con la boca
cerrada. Y todo esto teniendo en cuenta que a toda la corrida se le pegó mucho
en el caballo. Hoy en Las Ventas sí hubo emoción e importancia en todo momento.
La gente, el aficionado disfrutó al contemplar animales verdaderamente listos,
encastados, que se movieron y no perdieron las manos…animales que lucharon por
su vida al final.
Javier
Castaño fue el otro nombre propio del vigésimo tercer espectáculo del ciclo
madrileño. El salmantino llegó como se fue el pasado miércoles: con gran
disposición y sabedor de que era su tarde. Y lo era porque, sobre todo en
Madrid, la gente tiene memoria y sabe reconocer los méritos de un torero. Sus
actuaciones en Valencia, Sevilla, Nimes y su primera comparecencia en San
Isidro valían la confianza y el apoyo del público venteño. Comenzó inteligente
Castaño, haciendo las cosas a favor del toro y lo colocó de largo en el
caballo. El de Cuadri acudió rápido y de lejos, pero luego no demostró bravura
ya que no empujó apenas y lo hizo con la cara arriba y calamocheando. Cuando
pedía el cambio, Castaño perdió un momento la cara al toro y éste no le perdonó.
Escalofriante voltereta y feísima caída que le dejó conmocionado. Pero Javier
sacó la raza que le caracteriza y cogió la muleta para comenzar el trasteo. No
dudó en ningún momento el de Salamanca e hizo las cosas muy bien. Sobre la
diestra llegaron demasiado enganchones, pero por el izquierdo, el mejor pitón
del toro, si logró naturales templados y limpios. Hizo un verdadero esfuerzo
porque se notó que no estaba ni mucho menos al cien por cien de facultades.
Anduvo valiente y muy profesional, demostrando ser un experto con este tipo de
toros. La espada continúa siendo su talón de Aquiles y tras varios pinchazos
tuvo que hacer uso del verduguillo. Palmas a su esfuerzo y lamentos por no
volverle a ver en su segundo. Sin duda, mantiene su crédito intacto.
Hubo
ganadores en la batalla, pero también perdedores. Por supuesto que tuvieron un
gran mérito Rafaelillo y Luis Bolívar por matar la corrida con dignidad, pero
anduvieron por debajo de las expectativas. El primero no lo vio en ningún
momento. No acertó el murciano ni en las distancias ni en los tiempos. Con este
tipo de astados no valen los toques bruscos, los tirones ni tampoco subir la
mano. El primero, que tomó con bravura tres puyazos, en la muleta se vino un
poco a menos. Fueron buenas sus primeras arrancadas aunque después su embestida
perdió transmisión y el de Cuadri salió casi siempre con la cara alta de la
muleta. Rafael se consiguió tapar en este, pero anduvo discreto, sin terminar
de tirar la moneda al aire. Peor aún estuvo en el cuarto. Este fue el más
complicado y de peor condición, pero el murciano aún empeoró más el
comportamiento del “cuadri”. Se limitó a machetearlo por abajo y a hacer
aspavientos de resignación e impotencia. Por el percance de Castaño también
tuvo que lidiar al sexto, el más noble de todos. A este le faltó más chispa,
pero tuvo sus opciones y nunca hizo nada feo al matador.
Completaba
el cartel Luis Bolívar, ya acostumbrado a tratar con “victorinos” pero no tanto
“cuadris”. El colombiano dejó detalles de disposición y buen concepto pero dejó
escapar una oportunidad grandiosa en la primera plaza del mundo. Su lote fue
excelente, de los que te encumbran en Madrid. Y esto, claro, no quiere decir
que fuera fácil, sino un lote para apostar. Muy completos ambos toros “Camarote”
y “Pesador”, que tuvieron muchísimo que torear. Bolívar comenzó bien ambas
labores pero se perdió pronto, abusando de la mala colocación y sin llegar a
acoplarse ni a entender a sus enemigos. Oportunidades como estas no pasan
tantas veces.
23ª
Feria de San Isidro. Las Ventas. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron
6 toros de Celestino Cuadri, muy
bien presentados en líneas generales, y de encastado y bravo juego en
general, exigentes. Los mejores 3º y 5º, ovacionados en el arrastre.
Rafaelillo: leves pitos tras aviso, pitos y silencio
Javier Castaño: palmas en el único que mató
Luis Bolívar: leves pitos y pitos
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