DECEPCIONANTE FERIA DE
JULIO DE VALENCIA
El escaso juego de la mayoría de los toros lidiados fue
determinante para que ni la novillada ni las tres corridas de toros tuviesen el
resultado esperado. Flojas entradas de público.
Esta
pasada semana tenía lugar en Valencia la tradicional Feria de Julio. Dos son
los ciclos taurinos de importancia en la capital del Turia: Fallas y Julio.
Antes, tradicionalmente, el serial más importante de cuantos se celebraban en
esta ciudad del levante español era la
Feria de Julio. Poco a poco, esta feria fue perdiendo fuelle
en detrimento de Fallas y finalmente esta última se ha convertido en la más
importante. Pero la de Julio no se ha perdido, se sigue celebrando aunque con
una merma en el número de festejos. Este año, además de una novillada sin
caballos, el serial estaba compuesto de una novillada picada, tres corridas de
toros y un festejo de rejones. Este último fue a la postre y el más triunfal y
en él los tres rejoneadores, Andy Cartagena, Diego Ventura y Joao Moura hijo,
junto con el mayoral de la ganadería de Fermín Bohórquez consiguieron salir a
hombros después de repartirse un total de seis orejas. Buen punto final a un
ciclo que no lo ha sido tanto.
DESTACA ROMÁN
La
novillada que abrió la feria fue un preludio de lo que pasaría después: un
cartel bueno a priori pero un decepcionante resultado. Se anunciaban dos de los
novilleros con más ambiente y expectación de la temporada, Román y Gonzalo
Caballero, junto al ya preparado para la alternativa Fernando Adrián y una
ganadería de máximas garantías para toreros y aficionados, Fuente Ymbro. Al
final, el encierro de Ricardo Gallardo, desigual de presentación, no ofreció el
espectáculo esperado. Fue una novillada que no sacó la casta y la transmisión
de otras ocasiones y que, en muchos casos, pecó de mansedumbre y falta de
clase. Destacaron las dos jóvenes promesas aunque en distintos grados. Volvió a
gustar Gonzalo Caballero, novillero madrileño que esta temporada está
consiguiendo lo que nadie antes había podido hacer. Quinta novillada de su vida
y, de nuevo, en una plaza de primera. Demostró mucho valor y también buen
concepto y personalidad. Se le nota la evolución pero quizás aquí no arriesgó
tanto y anduvo demasiado correcto. Con su segundo no tuvo opción. El que más
gustó fue Román. Volvía a la plaza que lo lanzó en Fallas y volvió a demostrar
mucha frescura y valor. No fue ventajista, quiso siempre y cortó una oreja.
Fernando Adrián, mucho más hecho, dijo menos y no se encontró a gusto. Destacó
con el capote.
CASTELLA, EN FIGURA
El
jueves tenía lugar la primera corrida de toros y en ella sólo uno de los
actuantes anduvo a la altura de la plaza y feria en la que se encontraba. Ese
fue el francés Sebastián Castella que se reivindicó con una actuación muy
seria. Con el lote más a contra estilo, más deslucido y complicado, estuvo en
todo momento en figura, en auténtica figura del toreo. Muy serio y
responsabilizado, brilló en un enorme quite por saltilleras en el que se la
jugó de verdad. Después, en la muleta siempre actuó a favor de los toros para
conseguir someterlos y poder lograr algunas series estimables. Y Castella lo
consiguió. Parecía imposible para el lucimiento el sexto, pero el de Beziers
acabó metiéndolo en el canasto y ejecutando varias series con la zurda de
naturales templados, largos y de mano baja. Fue una emocionante faena que fue
premiada con una oreja de máximo peso, de las más sólidas de todo el ciclo. Por
su parte, ni Paquirri ni Fandi lograron el más mínimo lucimiento. El segundo
firmó dos verónicas sobresalientes a la salida del primero de su lote. Después
destacó siempre por su voluntad y disposición, pero no pasó de discreto y
mentiroso en banderillas. De Francisco Rivera mejor no hablar.
FANDIÑO, PUERTA GRANDE
Para
el viernes 27 estaba previsto el primero de los dos manos a mano programados.
Éste iba a ser protagonizado por Javier Castaño e Iván Fandiño ante toros de
Alcurrucén, Fuente Ymbro y Adolfo Martín. Finalmente Castaño no pudo acudir a
la cita con Valencia por seguir convaleciente de la cornada sufrida unos días
antes en Mont de Marsan. Fandiño se quedaba sólo y el vizcaíno asumió el reto y
la gesta de anunciarse en solitario. Un gesto digno de todo respeto y
reconocimiento porque no cualquiera tiene el valor y la hombría de hacer esto en
dos ocasiones en una misma temporada y, además, teniendo lugar en dos cosos de
máxima categoría como Bilbao y Valencia. Y el torero de Orduña se salió con la
suya, triunfó y salió en hombros. A pesar de la pésima entrada registrada en
los tendidos y de que no embistieran los toros, Fandiño logró cortar dos
orejas. Aunque bien es verdad que lo hizo al final, en el tiempo de descuento.
Sufrió varias volteretas que le destrozaron el traje y destacó toda la tarde
por su gran valor y disposición. Más gustó ante las complicaciones y, en
ocasiones, peligro de los “adolfos” o bajando mucho la mano y aguantando las
embestidas encastadas del manso sexto de Alcurrucén.
PONCE Y MORANTE EMPATAN
Una
oreja cada uno cortaron el sábado Enrique Ponce y Morante de la Puebla en su esperado mano
a mano. El valenciano entraba en la
Feria de Julio sustituyendo al también lesionado Manzanares y
Ponce no fue a pasar la tarde. Muy dispuesto y metido en la corrida desde el
principio, anduvo variado de capa y muleta e incluso se picó en quites. Al
margen de eso, fue una tarde “made in Ponce”. Destacó por su templanza, técnica
y estética, pero faltó más ajuste, más riesgo y no abusar siempre de la
colocación al hilo del pitón. Además, bajó poco la mano. Le correspondió un
lote perfecto para el disfrute: noble hasta la extenuación, con la fuerza
justita, con calidad, sin complicación alguna…lote perfecto para el torero y
aburrido para el aficionado. Faltó más picante, más transmisión, más emoción.
Por momentos los de Victoriano del Río parecían borregas adiestradas. Por otra
parte, el encierro de la divisa negra y encarnada fue impresentable, careció de
seriedad por delante. Morante quedó inédito en sus dos primeros turnos, más
deslucidos y desclasados. Soberbio con el capote en dos quites, uno por
chicuelinas de mano baja y otro por delantales personalísimos. Con la muleta
dejó una gran serie con la diestra ante el último, aunque al final faltó acople
y la faena acabó siendo de un tono menor al esperado.
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