domingo, 10 de marzo de 2013

3ª Feria de Albacete 2012

UN BRAVO NOVILLO Y UN TORERO QUE DARÁ DE QUE HABLAR

Un gran ejemplar del Cortijillo sobresale en una tarde donde destaca la personalidad y la pureza de Martín Escudero. Alberto Pozo, que firma una buena faena, es premiado con dos orejas completamente excesivas. Petardo sin paliativos de Mazzantini.


Tras el final de la primera novillada del abono albaceteño la gente salió de la plaza hablando de toros. Eso fue quizás lo mejor y más importante de la tarde. Pero los aficionados y el público abandonaron el coso de la Cale la Feria hablando en muy distintos sentidos. Seguramente el protagonista de la mayor parte de las tertulias posteriores al festejo fue el torero de la tierra Alberto Pozo. Justificado el que se hablara de él porque cortó, nada menos, que dos orejas a un mismo toro. Sí, Pozo logró abrir la puerta grande tras desorejar a un mismo animal. Cuando lean esto pensarán que entonces Alberto Pozo estuvo realmente bien y que esos comentarios de su gran triunfo eran absolutamente acertados y justificados. Pues miren, una vez más, el que escribe estas líneas no piensa lo mismo. Es verdad que el chaval albacetense elaboró una buena faena en su segundo turno, pero también lo es que ante él tuvo a un bravo y extraordinario ejemplar y que el doble trofeo fue totalmente excesivo. Desgraciadamente con hechos como este la categoría de esta plaza decae una vez que la exigencia se torna en cariñosa amabilidad. Pero la culpa no la tiene en este caso el torero, ni mucho menos, la responsabilidad de esta triste noticia debe recaer sobre los hombros del señor que se sienta en la presidencia de la plaza supuestamente para defender los intereses de los aficionados. Llevábamos una feria de orejas baratas, pero la concesión del segundo trofeo ayer a Alberto Pozo ha sido la gota que colma el vaso.

Martín Escudero se presentaba en nuestra plaza con el aval de muchos aficionados que hablaban muy positivamente de él. Y el jovencísimo diestro, que apenas lleva unas pocas novilladas, dio la cara y mostró una gran personalidad y valor. Muchos no se enteraron de algunas de las cosas que hizo Escudero delante de un lote que no fue, ni mucho menos, de triunfo. Su primero fue un animal de comportamiento informal que en demasiadas ocasiones soltaba la cara al final del muletazo. No tuvo una gran clase, pero es verdad que el animal respondió mejor cuando se le llevó sometido y enganchado por abajo. Martín Escudero, sobrino del ganadero Adolfo Martín, denotó desde el principio que es distinto a los demás. Serio y pausado en sus movimientos y recordando al gran José Tomás en los andares, Escudero tardó tiempo en acoplarse con su oponente y debido a ello algunos de los primeros muletazos no tuvieron una mayor limpieza. Pero desde el comienzo de la faena lo que sí se pudo apreciar es el valor y la pureza que intenta imprimir a su toreo. Cruzándose al pitón contrario y cargando la suerte (no como la mayoría) logró firmar los mejores naturales de la tarde y de la feria a partir de la mitad del trasteo. Fueron muletazos de exquisita suavidad, largos y rematados atrás que por momentos hicieron crujir los tendidos. Ahí se dio cuenta el público de lo importante que se estaba realizando en el ruedo y tras unas ajustadas manoletinas y una estocada ligeramente atravesada, le premió con una oreja. Fue una pena que el que cerró plaza no diera opciones para que el triunfo fuera redondo. El sexto fue un astado complicado que embestía a arreones, con la cara a media altura y quedándose muy corto y debajo del torero. Éste no pudo hacer más que justificarse, estar digno y cruzarse al pitón contrario.

El que también destacó fue el anteriormente nombrado Alberto Pozo. Innegable la actitud que demostró en dos faenas de muy diversa factura. Ante el buen segundo, frío y correoso de salida y que en banderillas se vino arriba para sacar buen fondo en el tercio final, no se quedó quieto casi nunca y elaboró un trasteo que fue recibido con frialdad por el respetable. Por debajo de esa res anduvo un Alberto que dio la vuelta a la tortilla ante el quinto. Para empezar arriesgó de verdad en un meritorio par de banderillas por dentro en el que le dio todas las ventajas al toro. “Martinete”, que así se llamaba el del Cortijillo, fue un utrero verdaderamente sensacional. Cumplió primero en varas y en la muleta derrochó bravura galopando con alegría, humillando y embistiendo sin parar y durando una barbaridad. Fue un ejemplar muy completo que fue despedido en el arrastre con una gran ovación. Incluso el mayoral dio la vuelta al ruedo con el torero. Premio excesivo, por cierto. Y también excesivas fueron las dos orejas que el señor presidente Don Luis Natalio Cuesta concedió tras una labor de gran voluntad y en la que sobresalieron un par de series con la diestra realmente buenas. Se templó Alberto, corrió la mano con largura y la gente disfrutó. Mató de una certera estocada y el premio justo habría sido una oreja, pero ya saben…¡Alegría!

Completaba el cartel, por delante, Mazzantini, que pegó un verdadero petardo. Ni una sola vez se puso en el sitio, anduvo siempre desconfiado y perdiendo pasos y sus dos faenas estuvieron plagadas de enganchones y de muletazos que no dijeron nada. Bueno, decir sí dijeron, pero negativamente. En primer lugar sorteó a un novillo muy justo de presentación (como la mayoría de sus hermanos) que fue un pan sin sal. Muy soso un animal que se movió sin humillar y que acabó cantando la gallina. El que sí fue bueno fue el cuarto, un feo ejemplar de capa colorado chorreado en verdugo, girón y axiblanco bizco del pitón derecho. Fue este un gran astado que fue a más y que tuvo recorrido, clase, transmisión y humillación. La suerte es así de injusta y el novillo fue desperdiciado y se marchó al desolladero con las orejas intactas. Por otra parte, Mazzantini dio un auténtico sainete con los aceros.

Y sí, por si alguien no se había percatado aún, el torero al que me refiero en el titular como uno que “dará de que hablar” no fue el que salió en volandas, sino uno llamado Martín Escudero.

Albacete, 3ª abono. Con más de media plaza, se lidiaron 4 novillos del Cortijillo y 2 de Lozano Hnos. (1º y 2º), justos de presentación en general por su escaso cuajo y de desigual comportamiento. Destacaron por buenos 2º y 4º y, sobre todo, el bravo y extraordinario 5º. El resto, de pocas opciones.

Mazzantini: silencio y silencio tras aviso
Alberto Pozo: saludos y dos orejas
Martín Escudero: oreja tras aviso y silencio

Foto: Víctor Zafrilla

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