POR FIN, UN NOVILLERO
Sin duda la tarde fue del madrileño Gonzalo Caballero,
novillero novel que con su valor, frescura y buen concepto sorprendió y
convenció al público madrileño. Mala imagen de Conchi Ríos, mientras que Tulio
Salguero no pasa de discreto. Novillada muy desigual de Buenavista y Fernando
Peña.
Por
fin nos encontramos en Madrid a un novillero, un novillero de los de antes con
sus virtudes y defectos: valor, frescura, actitud, pero también falta de oficio
y técnica. Pero, ¿qué pretendemos y podemos exigir a un novillero que lleva en
esto dos días? Y lo de los dos días es literal pues la novillada de esta tarde
en Madrid era la segunda en la que actuaba con los del castoreño. Y su primera,
el debut, hace un mes en Sevilla, nada menos. Gonzalo Caballero quiere ser
figura del toreo y tiene casi todo para llegar a serlo. Es diferente a los
demás, quiere hacer las cosas con pureza, bien colocado, sin ventajas y por
derecho y, claro, eso es lo que le gusta a Madrid. Y por eso mismo Las Ventas
se entregó desde el principio con este joven madrileño, porque vio a un chaval
diferente y que no está en esto para pasar el rato. Caballero dio que hablar en
Sevilla por su valor seco, sincero y a veces inconsciente, pero hoy, en Madrid,
ha dado que hablar además de por eso, por poseer un muy buen concepto del toreo
y todas las ganas y el valor del mundo para llegar a ser alguien importante. Tiene
mucho que pulir, pero la base, sus condiciones innatas, están muy arraigadas y
son algo fundamental. A partir de ahora, el toro y él tendrán la palabra.
Vestido
con un terno blanco y plata, el de Torrejón de Ardoz llamó la atención desde el
principio, en el comienzo de faena al tercero de la tarde. El colorado de
Buenavista había manseado y salido suelto en los primeros tercios y no había
definido su comportamiento. Caballero comenzó con unos estatuarios en los que
asentó las zapatillas y mostró verticalidad. Como remate, varios adornos por
bajo y los primeros olés, no de la tarde, sino de la feria. Después varias series
con la diestra en la que se cruzó e intentó enganchar la embestida del animal
con templanza y bajando la mano. Les faltó rotundidad a las series de muletazos
por un defecto que evidenció: el que no termina de conducir la embestida de sus
oponentes. Gonzalo no llega a alargar el brazo para rematar los muletazos y eso
es algo que debe corregir y que seguro lo hará con el tiempo y el torear. Hubo
naturales de buen trazo y también buenos remates y algún pase de pecho. Para
finalizar manoletinas de frente con el novillo ya muy rajado. El de Buenavista
fue un manso pregonado desde el principio que siempre estuvo deseando de
rajarse y huir. Pese a esto, el animal tuvo buena condición, clase y nobleza,
aunque también le faltó un punto más de transmisión. Y el colofón a su
sorprendente debut en Madrid fue una estocada verdaderamente ejemplar. Al
contrario que otros que se salen de la suerte y apuntan abajo, Caballero se
tiró absolutamente derecho, encima del morrillo y dejó el acero en todo lo
alto. Tras fuerte petición cortó una oreja ganada a ley y, sobre todo, que
premia la apuesta tan grande y arriesgada que está jugando en los comienzos de
su carrera. Desgraciadamente el triunfo no pudo ser completo, ya que el que
cerró plaza fue otro manso completamente rajado y además parado y descastado.
Un auténtico marmolillo que vio acrecentada su condición por lo mucho que se le
dio en varas. Gonzalo, con la intención e ilusión de rematar su importante
debut, brindó al público pero no tuvo opción. De nuevo, acertado con la espada.
Lo
mismo no se puede decir de sus compañeros de terna, ni de Conchi Ríos, ni de
Tulio Salguero. La primera dio una pésima imagen en Madrid, tras el fracaso de
hace no tantas semanas en otra novillada en el ruedo madrileño. La murciana
anduvo temerosa y perdida durante toda la tarde y en ningún momento estuvo
asentada ni acertando en los planteamientos y ejecuciones. El primero fue
devuelto tras partirse un pitón al rematar contra las tablas cuando intentaba
coger al banderillero Raúl Correlejo que acabó en la enfermería, aunque su
percance no tuvo gravedad. Como sobrero apareció un utrero de Couto de
Fornilhos, mal presentado (era una sardina), pero que a la postre fue el mejor
de toda la novillada. Peleo con bravura en varas y después llegó a la muleta
embistiendo con muchísima casta y transmisión. No fue fácil, pero ese es el
precio que hay que pagar cuando se lidia un toro bravo. Ríos, siempre fuera de
cacho y destemplada, no pudo con él y el astado ganó la partida. Y para rematar
el petardo, una estocada en el número. El cuarto fue un bello y serio burraco
de Fernando Peña que tuvo nobleza y calidad, pero al que le faltó más empuje y
transmisión. Además, y debido a la pésima lidia de Conchi Ríos, el de Peña
comenzó a acortar su recorrido y a salir con la cara alta. Siempre toreando en
la periferia, desconfiada y perdiendo la muleta a la primera de cambio, Ríos
hizo olvidar la puerta grande conseguida en esta misma plaza hace menos de un
año. Su balance: pitos en ambos.
Por
su parte, Tulio Salguero mostró disposición pero su actuación tampoco convenció
a la afición venteña. El segundo fue otro ejemplar impresentable de la
ganadería titular que además tuvo muy mala condición. Muy complicado y
desclasado, tuvo poco recorrido y salió pegando tornillazos. Salguero no supo
tapar los defectos de su antagonista y lo remató de media estocada baja. En el
quinto brilló en un valiente quite por gaoneras, pero después su trasteo al
quinto no tuvo nada destacable. Dio muchos muletazos el extremeño, pero sin decir
nada, falto de temple y casi siempre mal colocado. Tampoco estuvo acertado con
la espada.
Tras
ver a Gonzalo Caballero en Madrid muchos recuperan la esperanza, la ilusión por
ver progresar a un chaval que ha comenzado por el camino difícil, pero que a
base de valor, actitud y buenas maneras ha conseguido triunfar en las dos
plazas más importantes del “planeta taurino”: Madrid y Sevilla. ¿Será este el
comienzo de algo grande?
5ª
Feria de San Isidro. Plaza de Las Ventas. Con tres cuartos de entrada se
lidiaron 4 novillos de Buenavista,
mal presentados y de dispar condición, 2 de Fernando Peña, bien presentados, y 1 (1º bis) de Couto de Fornilhos, mal presentado,
pero bravo y encastado.
Conchi Ríos: pitos y leves pitos
Tulio Salguero: silencio y leves pitos
Gonzalo Caballero: oreja y palmas
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