MÁS OREJAS QUE BRILLO
ARTÍSTICO EN UN TRIUNFALISTA COMIENZO DE FERIA
El valor y la ambición del malagueño Jiménez Fortes, lo
mejor de un festejo marcado por la poca exigencia del palco presidencial. Pinar
sale a hombros y Tendero corta una oreja con una desigual corrida del Puerto.
El 8 de septiembre llegó al calendario y, un año más, dio
comienzo la tradicional feria taurina de Albacete. Y para empezar esta fiel y
siempre entregada afición dio toda una lección a todo el mundo taurino. Con la
crisis económica más fuerte que nunca y con uno de los carteles más modestos
del abono, el coso de la Calle
la Feria registró una notabilísima entrada. Casi tres cuartos del aforo
cubierto en tiempos en los que ni las figuras del toreo consiguen estas cifras.
Mencionada la fantástica respuesta del público para con el primer cartel del
ciclo, pasemos a la crónica de lo sucedido en el ruedo.
Viendo el marcador final de la corrida (nada menos que
cuatro orejas) el primer festejo de feria posiblemente sea el mejor de cuantos
se celebren. Pero claro, los buenos aficionados no deben quedarse en las
grandes cifras y analizar en profundidad lo visto en la arena de La Chata porque el número de
orejas no tiene porque reflejar a la perfección la calidad del espectáculo. Y
ejemplo de ello fue la tarde de ayer. Mal empezamos si ya en el aperitivo
bajamos el nivel de exigencia y nos ponemos a dar orejas como si Albacete fuera
cualquier pueblo de provincia. Si pretendemos que nuestra plaza sea ejemplo de
exigencia, seriedad y rigor, deberíamos plantearnos si las faenas que se
premian lo merecen realmente o no. Rubén Pinar consiguió volver a abrir la
puerta grande tras una actuación ventajista en la que prácticamente nunca se
ajustó ni colocó en el sitio. Muchas ganas y arrojo demostró durante toda la
tarde el de Tobarra, pero con eso, en un coso de la entidad de Albacete, no es
suficiente. A la postre le tocó en suerte el mejor lote de una desigual corrida
de El Puerto de San Lorenzo que no terminó de romper. Para empezar desigual la
presentación, con algún ejemplar que bajó mucho como el anovillado segundo. En
cuanto al juego fue un encierro variado, pero no completo, del que no salió
ningún astado sobresaliente.
Dentro del cartel de toreros sobresalió el que no era de la
tierra, el “forastero”, Jiménez Fortes. Este joven matador, desconocido aún
para muchos, y que hacía su presentación en Albacete, impresionó al respetable
y justificó sobradamente su inclusión en la feria. Por encima de todo, Jiménez
Fortes demostró un enorme valor. Su lote no fue el más propicio para el
triunfo, pero Saúl no se arrugó y por momentos les mojó la oreja a sus
compañeros. Y verdaderamente en muchos aspectos les dio una lección, al resto
de la terna y también a gran parte del escalafón. Fortes intentó colocarse
siempre en el sitio y ejecutar el toreo con pureza, algo, desgraciadamente hoy
en día, que no está de moda. En su primero arrancó la primera gran ovación de
la tarde en un ajustadísimo quite por chicuelinas que remató con una larga. Más
tarde construyó una faena que no llegó a ser limpia ni bella, pero que era la
única que se podía realizar debido a la condición de su oponente. Fue este
tercero un animal que sí empujó en el caballo, pero que después demostró una
auténtica ausencia de casta y transmisión. Muy agarrado al piso, sin querer
embestir ni romper, el de Lorenzo Fraile no tuvo las virtudes de alguno de sus
hermanos. La actitud de Jiménez Fortes fue sencillamente irreprochable y puso
todo de su parte inventándose un trasteo basado en el valor y las cercanías.
Aunque parecía imposible, el joven diestro logró notables naturales al final de
la faena, con el toro muy parado, a base de tirar de la embestida con pulso y
firmeza. Tuvieron que llegar varios momentos de susto y que los pitones le
rozaran la taleguilla para que el público despertara y se diera cuenta del
mérito de la actuación. Consiguió matar de una estocada de gran ejecución y fue
premiado con un trofeo. En el sexto no cambió la suerte y Fortes prácticamente
no tuvo opción. Se volvió a justificar con un arrimón que se alargó en demasía
ante un toro también descastado y soso que tuvo peligro sordo.
Abrió el cartel el manchego Rubén Pinar que aprovechó el
triunfalismo de público y presidencia para volver a salir a hombros. Como
escribí anteriormente, a Pinar le correspondieron dos de los ejemplares que más
opciones presentaron. El que abrió plaza tuvo buena condición, fijeza y
prontitud, y quiso embestir con cierta alegría, pese a su patente falta de
fuerzas. Rubén citó casi siempre desde fuera y ejecutó numerosas series por
ambas manos en las que el toreo siempre fue lineal y despegado. Casi nunca
cargó la suerte y sólo se salvó una templada tanda al natural. Lo mejor fue la
buena estocada con la derribó al astado. El cuarto dio muestras de debilidad en
un principio, pero después sacó buen fondo y se vino arriba. Toro típico del
encaste Atanasio-Lisardo que fue de menos a más y que regaló buenas embestidas
cuando se le llevó sometido con templanza, largura y mano baja. En muy contadas
ocasiones se le toreó así y al final el de la divisa charra quedó por encima
del torero. Tras pinchazo y estocada se le premió incomprensiblemente con un
apéndice. Y digo que la actitud del presidente fue incomprensible porque, si
bien es verdad que la petición en el primero fue mayoritaria, en este estuvo
justita.
Mucho se jugaba Miguel Tendero en su único paseíllo esta
feria y el de Albacete salvó la papeleta, a medias. Ante el deslucido segundo
se mostró bastante inseguro y no terminó de encontrar las distancias ni el
sitio. En cambio, ante el quinto sí recordó por momentos al Tendero de sus
inicios y aquel torero que se erigió como la gran promesa de la torería
albaceteña. Comenzó Miguel la faena a su segundo con una muy buena serie con la
diestra en la que sí se asentó y pulseó la franela con mucha templanza. En
algún muletazo incluso encajó riñones el torero y toreó con la mano muy baja.
El del Puerto comenzó ofreciendo las mejores embestidas de la tarde. Fue este
un astado encastado que se desplazó humillando con recorrido y transmisión. Fue
una pena que durara un suspiro, se viniera abajo y terminara cantando la
gallina. La labor de Tendero fue de más a menos (como el toro), pero tras un
muy buen espadazo, “su” plaza le otorgó una oreja.
Albacete, 1ª de Abono. Con casi tres cuartos de entrada,
se lidiaron 5 toros de El Puerto de
San Lorenzo y 1 con el hierro de
Rubén Pinar: oreja y oreja con algunas
protestas
Miguel Tendero: palmas y oreja
Jiménez Fortes: oreja tras aviso y silencio tras
dos avisos
|
Foto: Víctor Zafrilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario