domingo, 10 de marzo de 2013

6ª Feria de Albacete 2012

Y YO QUE CREÍA QUE LA DANZA A CABALLO ERA POR LA NOCHE

Los tres toreros a caballo pasan discretamente por Albacete y se reparten tres orejas. El que mejor estuvo fue Ventura, que perdió con el rejón de muerte una puerta grande que sí abrió Andy Cartagena.


Tengo que reconocer que el toreo a caballo no es tan de mi gusto como el de a pie. Por eso, cuando llegaron las cinco de la tarde y me encaminé hacia la plaza de toros la pereza me invadió más que otros días. De todas formas tenía la esperanza de ver un buen y entretenido espectáculo y aprender algo más del conocido como arte de Marialva. Es verdad que el cartel no era el más rematado para un festejo de rejones. En el mismo no se encontraban ni Pablo Hermoso de Mendoza (que actúo en la mixta del martes) ni el joven Leonardo Hernández. El que sí aparecía era el hispano-luso Diego Ventura, caballista espectacular y entregado que está llamado a hacer el relevo en la cima del toreo a caballo. Junto a él, el ya veterano Andy Cartagena y otro joven, el portugués Joao Moura, hijo del famoso rejoneador del mismo nombre. El ambiente en la plaza era propicio, casi lleno en los tendidos y menos caras conocidas de lo habitual. Muchos abonados vendieron o regalaron sus entradas a familiares o amigos para tener un día de descanso y poder darse un paseo por la Feria. Con esto no quiero decir, nada más lejos de la realidad, que el de rejones sea un espectáculo menor o inferior comparado con el de a pie. Lo que sí es verdad es que el conocimiento y la exigencia en los tendidos es aún más mínima que en las tardes de toros normales. Yo tuve la suerte de compartir las dos horas y pico que duró el festejo con un gran aficionado y uno de los más entendidos en esta materia. Fue para mí un placer atender a sus sabias lecciones, aunque comprobé con tristeza como ambos espectáculos se parecen demasiado hoy en día en lo negativo. La exigencia brilla por su ausencia, todo se aplaude, y ello conlleva a que los toreros, en este caso rejoneadores, se queden en los superficial, vistoso y más fácil y olviden, como los de a pie, el toreo puro y de verdad. Porque sí señores, también a caballo se puede torear con pureza o…de forma ventajista.

Aunque el que salió a hombros fue Andy Cartagena, el que mejor estuvo fue Diego Ventura. Y estuvo correcto, aseado, ya que la suya tampoco fue la tarde brillante de otras ocasiones. Y Diego anduvo a mejor nivel que sus compañeros no por el toreo accesorio y los recursos fuera de la cara de sus oponentes, sino porque fue el único que sí clavó alguna banderilla con pureza. Ayer descubrí que también en los rejones se puede cargar la suerte y, asimismo, pude observar que no se carga casi nunca. Para logar clavar un rehilete por derecho y con verdad, el jinete debe ir, normalmente, de frente hacia el toro y antes de llegar a su jurisdicción, alcanzar el pitón contrario del toro para después recuperar el sitio y clavar justo al encuentro y al estribo. En el toreo a caballo hay tres formas de clavar: al estribo, a la silla y a la grupa. La primera de ellas es la que se debe aplicar según los cánones del toreo y la explicación es muy simple. Como sucede con el matador de a pie, las banderillas y distintas herramientas y trastos de los rejoneadores deben clavarse con absoluto ajuste entre caballo, jinete y astado. De esta forma, los pitones del toro tienen casi tocar el estribo y en ese momento el caballero bajar el brazo y clavar. Si se hace a toro pasado, teniendo que clavar con el brazo totalmente retrasado, el riesgo como se pueden imaginar es mucho menor. Explicado esto, continuaré con la actuación del segundo actuante. El segundo de la tarde, como el resto de la corrida de Fermín Bohórquez, estuvo bien presentado y reglamentariamente despuntado. No fue una tarde de arriesgar porque, a pesar de que la mayoría de los ejemplares gaditanos se pararon y no anduvieron sobrados de fuerza, en casi todos los turnos se dejaron dos rejones de castigo cuando podría haberse cambiado el tercio con sólo uno. Ventura no apostó en su primero y dejó esos dos rejones mencionados equivalentes a dos puyazos en la lidia ordinaria. Rápidamente el de Fermín se rajó, aunque al final fue de los más válidos para el espectáculo porque cuando salía de sus querencias y se arrancaba lo hacía con fuerza. El torero nacido en Portugal, aunque afincado en Sevilla, destacó con “Nazarí”, caballo castaño oscuro y voluminoso que demostró valentía al aguantar las acometidas del astado que le alcanzó varias veces sin consecuencias. Con “Oroboy” logró dejar una banderilla perfecta en la que se la jugó de verdad y clavó con absoluta ortodoxia y pulcritud. Después llegaron varias banderillas cortas y tras un rejón de muerte trasero y perpendicular y un golpe de descabello, cortó una oreja. De no ser por pinchar en tres ocasiones en el quinto, seguro Ventura habría acompañado a hombros a Cartagena. En este, su segundo, anduvo espectacular y vistoso y de forma inteligente se metió al público en el bolsillo. En el tercio de banderillas montó a dos tordos en distintas tonalidades llamados “Pegaso” y “Cheque”.

El que sí fue certero, que no acertado, a la hora de tumbar a sus enemigos fue Andy Cartagena. Sus labores fueron aseadas, pero a las mismas les faltó más ligazón y continuidad. Prevalecieron en ambas los adornos y recursos fuera de la cara del toro por encima del toreo a caballo. La gente se entusiasma con la doma clásica que muestran los toreros con las monturas, pero se confunden si creen que eso es lo realmente importante. Lo que se debe observar son las distintas suertes y formas de ir al toro, además de los modos en clavar. Comenzó en el que abrió plaza con “Maravilla” y tres banderillas al violín. Con este animal gustó al público en varias piruetas sobre los posteriores del caballo. Andy forzó mucho a “Fandi”, tordo en fase blanca de gran flexibilidad. “El caballo tiene que expresarse por convicción y no por imposición”, mencionó el citado maestro en este arte del rejoneo. Faltó reunión al clavar y tras hacer uso de las banderillas cortas mató al “murube” de Bohórquez con un rejón trasero. A pesar de que no hubo petición mayoritaria, el presidente concedió el trofeo. Con el cuarto no mejoró la cosa y, pese a que el trasteo no tuvo apenas contenido ni emoción, el respetable pidió las dos orejas. Acertadamente sólo se otorgó una.

Completaba el cartel Joao Moura hijo que evidenció su juventud y falta de oficio y anduvo a un nivel muy inferior respecto a sus compañeros. Se abrió siempre mucho a la hora de clavar y sus actuaciones no tuvieron la intensidad necesaria para que calaran en el tendido. Además, falló en la suerte suprema y fue silenciado.

Albacete, 6ª de abono. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron 6 toros de Fermín Bohórquez, bien presentados y reglamentariamente despuntados, y de parado y descastado juego en general. Algunos evidenciaron mansedumbre.

Andy Cartagena: oreja y oreja tras fuerte petición de la segunda
Diego Ventura: oreja y saludos
Joao Moura hijo: silencio en ambos

Foto: Víctor Zafrilla

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