miércoles, 6 de marzo de 2013

22ª Feria de San Isidro 2012

¿ALGUIEN SE ABURRIÓ?

Corrida interesante, encastada y complicada de José Escolar que sorteó un notable toro, el cuarto. Meritoria y valiente actuación de Fernando Robleño con el lote más peligroso y  muy digno José María Lázaro.


Muchos dirán que la corrida de José Escolar fue demasiado complicada y peligrosa y reducirán todo a la palabra intoreable. Pero yo al menos no estoy de acuerdo. El encierro de Escolar, muy serio y de gran presentación en general, fue de esos que tienen argumento, que mantienen el interés en las dos horas que dura el espectáculo. Sí, fue un lote con muchas complicaciones, con algunos ejemplares de gran peligro, pero todo estuvo sustentando en la base de la casta y la transmisión. Al contrario que en la mayoría de festejos de esta Feria de San Isidro, hoy pocos comieron pipas o hablaron en el tendido. Nadie se aburrió porque en todo momento hubo un toro en el ruedo. Se podrán sacar muchos matices y se podrán censurar muchas reacciones o comportamientos, pero al menos para un servidor, la corrida de José Escolar no fue una mala corrida y sí un encierro de gran interés. Además, salto a la arena un gran toro, el cuarto, que si se llega a encontrar delante a un torero dispuesto y con ganas de apostar (como Robleño) podría haber dado un gran espectáculo. ¿En cuantas corridas de los que llevamos de feria no ha saltado ni un solo buen toro de los seis? Ahí queda eso.

Se esperaba con mucho interés la corrida de José Escolar, de encaste Albaserrada-Saltillo, y siempre sinónimo de casta y dureza. Sin duda, una de las ganaderías más duras del campo bravo. Pero dentro de la dureza, no es la de Escolar una vacada imposible de torear ni tampoco de triunfar. Mucho más mérito el que tienen los espadas que se anuncian con estos hierros y que después se entregan cuando sale el enemigo. Porque en este tipo de corridas se recupera el valor heroico del torero, la emoción y el peligro aparente en todo momento, todo eso que tanto escasea hoy en día en la fiesta actual.

De la terna, sin duda, lo más destacado lo firmó Fernando Robleño. Volvió el pequeño gran hombre a la monumental de Las Ventas y lo hizo como siempre: dispuesto a jugarse todo desde el primer minuto. Desafortunado en el sorteo, a Robleño le tocó el lote más complicado y peligroso. Él no se amilanó ni un ápice y lo intentó siempre por derecho. El segundo fue aplaudido de salida al igual que a varios astados. Serio y ofensivo por delante, el cárdeno estaba muy en el tipo del encaste y lucía una cabeza casi corniveleta. Lo saludó muy bien Fernando de capa, ganando terreno y consiguiendo meritorios y limpios capotazos. Buena pelea en varas la que hizo el toro, yéndose de lejos y empujando, aunque bien es verdad que por momentos se durmió en el peto. Pero si bueno fue en el capote, no tanto lo fue en la muleta. Muy complicado y peligroso el de la divisa abulense. Durante todo el trasteo manseó mucho, ya que le costaba salir hacia fuera y, en cambio, sí se tragaba los muletazos a favor de querencia. Escarbaba, humillaba y después arrancaba, complicado e incómodo inicio y paquete para el torero. Lo peor fue que reponía muchísimo, quedándose encima de su matador y generando peligrosidad. Fernando Robleño anduvo siempre muy dispuesto, valiente y profesional. Lo intentó sobre ambas manos con insistencia y llegó a conseguir algunos muletazos estimables y muy meritorios por la condición de su oponente. Se cruzó siempre al pitón contrario exponiendo mucho y, por otra parte, también estuvo molestado por el viento. Aunque era difícil también para matar, el madrileño metió la mano y dejó una estocada ligeramente caída. Saludos. El quinto asustaba con solo mirarlo y lucía una cornamenta y expresión propias de siglos pasados. No era bonito el de Escolar y menos bonito aún fue su comportamiento. Muy mirón y probón siempre, tuvo un peligro descarado y nunca humilló. Ante semejante papeleta, Fernando Robleño sólo pudo justificarse y enseñar al toro. Como siempre, muy digno.

Y el que también resolvió con enorme dignidad su tarde en Madrid fue José María Lázaro. A pesar de lo poquísimo que torea, Lázaro no se vio superado en ningún momento por las circunstancias y, aunque no pudo triunfar, si dejó una buena imagen. Su primero, el tercero, muy en la línea de Santa Coloma, fue pésimo. Este no tuvo tanto peligro como el lote de Robleño, pero tampoco tuvo recorrido ni nada de clase. Por otra parte, fue el único de los seis que no tuvo transmisión y que no anduvo sobrado de fuerzas. En cambio, el sexto si tuvo más posibilidades. Se movió con más nobleza este, aunque le faltó mayor transmisión y no salir casi siempre de los muletazos con la cara alta. Este defecto deslució mucho la labor del torero de Madrid pero afincado en Guadalajara. Éste se puso a torear desde el principio sin ni siquiera probar al animal. Con la muleta muy plana y por delante, corrió bien la mano mostrando buen concepto. Faltó templanza en algunos momentos y su labor no terminó de calar en el tendido.

Abría cartel Domingo López Chaves que no tuvo su mejor tarde en el coso de la Calle Alcalá. El salmantino no tuvo en ningún momento la actitud de sus compañeros y sí el mejor lote de José Escolar. El que abrió plaza, serio por delante aunque algo justo de cuajo, no se terminó de ver pero también tuvo un gran interés. Complicado y con poco recorrido, sus embestidas tuvieron importancia. Muy duro el astado que tuvo como principal defecto el gazapeo constante. López Chaves apenas lo intentó y abrevió ante las complicaciones de su antagonista. El cuarto fue el mejor del encierro, un notable toro que además de casta y transmisión, si tuvo clase y humillación y colocó por momentos muy bien la cara. Además, cumplió en el caballo. El secreto estaba en ganarle un paso al toro hacia fuera para vencer su tendencia a acostarse por dentro. El salmantino no llegó a acoplarse y el toro se fue entre aplausos, mientras su lidiador escuchaba pitos.

22ª Feria de San Isidro. Las Ventas. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron 6 toros de José Escolar, bien presentados y muy serios en líneas generales, y de juego desigual aunque la mayoría tuvo casta, interés y complicaciones. Destacó el 4º. Varios aplaudidos de salida y en el arrastre.

López Chaves: silencio y pitos
Fernando Robleño: saludos tras aviso y palmas
José María Lázaro: silencio en ambos

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