miércoles, 6 de marzo de 2013

1ª Feria de San Isidro 2012


UN CORTIJILLO DE MANSOS

Decepcionante y manso encierro del hierro del Cortijillo y de Lozano Hermanos en el festejo que abrió la Feria de San Isidro 2012. La terna se estrella con la condición de sus oponentes y solo pueden mostrar su disposición.


Para abrir el ciclo taurino más importante del mundo, este año se anunciaba una corrida con el hierro del Cortijillo, propiedad de la familia Lozano y, a pesar de los buenos antecedentes dejados por esta ganadería en Madrid y de las buenas hechuras de la corrida presentada, el comportamiento del encierro de la divisa toledana fue absolutamente manso y decepcionante. Toda la corrida tuvo el mismo defecto: una absoluta mansedumbre tanto en los primeros tercios, como en la muleta. Es verdad que tuvo la virtud común de la nobleza, pero los que menos acusaron su condición mansa y más quisieron embestir, más parados se quedaron y más sosas y descastadas fueron sus embestidas. Los tres matadores que se anunciaban para abrir el ciclo isidril tan sólo pudieron dejar constancia de su voluntad y ganas de agradar.

LEANDRO

El tercero de la tarde fue un precioso ejemplar colorado, muy en el tipo de la ganadería que, aunque salió suelto y frió de chiqueros como sus hermanos, después apuntó buenas cosas en los primeros compases de la faena de Leandro. Comenzó éste muy torero doblándose con él y el del Cortijillo mostró nobleza y clase en sus embestidas, pero al mismo tiempo no demasiado recorrido. Y este signo negativo se confirmó poco después, sobre todo, por el pitón izquierdo. El de los Lozano parecía que no tenía un pase por este pitón, aunque Leandro consiguió sacarle alguno. Una pena que el toro no terminara de romper, ya que empezó muy bien el de Valladolid, volviendo a dejar constancia del buen concepto que posee y que maneja las telas con gusto y armonía. Además, anduvo bien colocado y, en ocasiones, cargando la suerte, algo que hoy en día está en peligro de extinción. El talón de Aquiles de este torero ha sido siempre, sin duda, la espada y, de nuevo, lo volvió a demostrar en su vuelta a Las Ventas. Se tira muy desconfiado y pincha en los bajos y así no se puede triunfar.  El quinto fue un animal más feo de hechuras que hizo más de lo mismo en los primeros compases de la lidia: salir muy suelto y huidizo de los capotes y refugiarse en terrenos de chiqueros. Quizás, este ejemplar fue de los peores de la corrida ya que a su mansa condición se sumó su desquiciante forma de salir de los muletazos, completamente distraído y con la cara alta. Deslució muchísimo la labor muletero de Leandro y además fue muy soso y de nula transmisión. En este su segundo turno, el diestro se alivió más y firmó un trasteo largo que nunca llegó a los tendidos.

ANTONIO NAZARÉ

El sevillano Antonio Nazaré fue el encargado de abrir San Isidro debido a que por su confirmación de alternativa le correspondió el astado que abrió plaza y feria. “Chaqueta” se llamó el toro de la confirmación, un animal de perfectas hechuras, bajo de agujas y serio y astifino por delante. Pero “Chaqueta” tuvo más fachada que otra cosa, ya que en el último tercio empezó a apuntar lo que sería el signo común de toda la corrida. No fue el más manso y aguantó el inicio de faena a duras penas, aunque finalmente se rajó. Este, al menos, tuvo cierto recorrido y emoción en las embestidas. El sevillano, que volvía a Madrid tras su notable paso por la Feria de Abril de su ciudad, mostró mucha disposición y ganas, pero no acertó en el concepto. Con la diestra anduvo siempre muy al hilo del pitón y con la pierna muy retrasada. Rozó lo antiestético y parte del público de Madrid se lo recriminó. Con la zurda llegaron los muletazos más estimables, arrastrando mucho la muleta. Tras un pinchazo, tumbó al del hierro del ancla con un infame bajonazo. El que cerró plaza fue un cinqueño (como casi toda la corrida) más grandón que tuvo mucha bondad, pero que se paró muy pronto y se convirtió en todo un marmolillo. Quizás, lo mucho que sangró tras sus encuentros con el caballo influyó en su posterior comportamiento. Poco o nada pudo hacer un Nazaré que alargó mucho la faena y fue apremiado para que finiquitara al último de la soporífera tarde.

MIGUEL ABELLÁN

El madrileño Miguel Abellán fue el encargado de cederle los trastos al confirmante y por lo tanto de ser el padrino y también el director de lidia. El veterano matador, vestido de su ya tradicional y típico terno blanco y plata, dejó constancia de su oficio, pero no pudo brillar en la primera de sus dos tardes en el serial venteño. El segundo, más justito por delante, dio alguna opción más que sus hermanos, pero la falta de transmisión que padeció hizo que tampoco calara en el público el trasteo de su matador. Quizás Abellán se equivocó al acortar muy rápidamente distancias y ejecutar una labor muy encimista que ahogó aún más la dulce pero aburrida embestida del “cortijillo”. El que cerró su lote, el cuarto, fue un manso de libro que cantó la gallina muy pronto y que siempre quiso desentenderse de todo lo que ocurría en el ruedo. Embistió con poder el armado y fino ejemplar de los Lozano, dado que nunca se entregó ni empleó. Abellán lo intentó sujetar muy pegado a tablas y en la misma puerta de chiqueros, pero ni por esas quiso el “bravo” embestir.

Al menos, la corrida que abrió San Isidro hizo sacar la siguiente lectura positiva a los pacientes y fieles aficionados de Las Ventas: “hasta mañana que seguro que será mejor porque peor es imposible”.

1ª de la Feria de San Isidro. Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron 5 toros de El Cortijillo y 1 (4º) de Lozano Hermanos, bien presentados por sus armónicas y parejas hechuras y serios y astifinos por delante. Encierro muy suelto y manso en todos los tercios. Nobles en distinta medida y algunos muy parados y sosos.

Miguel Abellán: silencio en ambos
Leandro: silencio tras aviso en ambos
Antonio Nazaré (que confirmaba alternativa): silencio y silencio

El subalterno de Leandro, Miguel Martín, se desmonteró tras parear al 3º.

No hay comentarios:

Publicar un comentario