miércoles, 5 de octubre de 2011

Crónica 8ª Feria de Albacete


EL JULI ABRE UNA PUERTA GRANDE GANADA A LEY POR ALEJANDRO TALAVANTE

El Juli cortó una oreja a cada uno de sus toros y consiguió salir a hombros tras dos faenas de gran firmeza y poderío. El mejor toreo de la tarde llevó, sin embargo, la firma de un valiente e importante Alejandro Talavante, que cortó una oreja al igual que Curro Díaz ante una corrida infame de presentación y juego de Zalduendo.

Llegó uno de los carteles más esperados y atractivos del abono albaceteño y el público no se fue decepcionado de la plaza. A pesar del descastado, soso y manso encierro de la divisa de Zalduendo, los toreros dieron las cara y anduvieron a gran nivel. Julián López El Juli consiguió salir en hombros otra tarde más por la puerta grande de Albacete tras una actuación en la que le tapó todos los defectos y complicaciones a sus toros y cuajó dos trasteos cargados de mando y poder. Aunque la puerta grande no terminó de ser rotunda, el conjunto de la tarde del madrileño si mereció la salida a hombros. El que se mereció abrir la puerta grande tras una importantísima actuación fue el extremeño Alejandro Talavante que ratificó en Albacete el gran momento que atraviesa. Talavante ejecutó el toreo más puro, templado e importante de la tarde y su actuación, junto a la de Sergio Serrano, ha sido de lo mejor de la feria. El fallo con la espada en el primero de su lote le impidió acompañar a su compañero y amigo Juli por una puerta grande que había ganado a ley con la muleta. Abrió el cartel Curro Díaz, que se presentaba en nuestra plaza y que no defraudó a sus seguidores y aficionados y realizó una faena de mucha torería y clase al rajado cuarto toro. La corrida de Zalduendo dio el resultado que muchos esperábamos: estuvo vergonzosamente mal presentada, muy sospechosa de pitones y fue completamente descastada y mansa. Si se cortaron orejas y la gente se divirtió fue por la capacidad de los toreros, pero no por los astados lidiados. Un día más, el palco concedió orejas muy baratas después de estocadas de defectuosa colocación. En uno de los carteles estrellas, falló el público que llenó algo menos de tres cuartos del aforo.

EL JULI

Julián López El Juli vovía a Albacete tras el triunfo del pasado año en el que realizó la faena más importante de la feria. Y el madrileño no defraudó ayer en Albacete y volvió ratificar su liderazgo en la primera fila del toreo. Aunque las dos faenas de El Juli tuvieron importancia y hubo series de muletazos realmente buenas, ambos trasteos no fueron rematados con buenas estocadas. La espada del de Velilla de San Antonio cayó defectuosa en sus dos toros y debió haberle cerrado la puerta grande que ganó con la muleta. El lote de El Juli fue, como el resto de la corrida, manso y descastado y tuvo muchas complicaciones y defectos que logró tapar el diestro madrileño con gran maestría. El segundo de la tarde, primero del lote de El Juli, fue un astado mal presentado y muy sospechoso de pitones. Al de Zalduendo le recetó Julián un lucido y ajustado quite por chicuelinas que fueron el anticipo de una faena que caló rápidamente en los tendidos. Julián realizó una faena en la que estuvo muy firme y dispuesto desde el principio y que intercaló alguna serie de mano muy baja. El Juli le tapó las complicaciones y defectos al astado de la divisa roja y azul que tuvo nobleza y que se movió, pero que pareció mucho mejor en las manos de El Juli. La base y la clave de este trasteo, al igual que el que realizó ante el quinto, fue la de dejarle la muleta siempre adelante, en el hocico y no permitir que el toro se fuera o saliese suelto. En algunos pasajes de la lidia de este toro faltó mayor acople entre toro y torero y se vio a un Juli excesivamente ventajista. Lo peor de su actuación fue, sin duda, el mal uso de la espada. A su primero lo mató de una estocada trasera, baja y atravesada, tras realizar muy mal la suerte, pegar un salto y hundir la espada en un lugar infame. Tras semejante estocada y por muy buena que hubiera podido ser la faena, no se le debió pedir la oreja y, mucho menos, concederla. Ante el quinto, El Juli estuvo aun mejor y consiguió construir una faena más compacta e importante. Su segundo fue otro toro mal presentado que se tapaba por la cara y que no tenía remate por ningún sitio. El de Fernando Domecq fue otro animal complicado que dio algo de juego porque cayó en las manos de todo un maestro del toreo. El astado de Zalduendo se movió pero sin clase y llevando la cara muy suelta, defecto que intentó corregir El Juli a base de bajarle mucho la mano y sólo dejarle ver muleta. Fue un trasteo de gran intensidad en el que sucedieron buenas tandas de muletazos por ambas manos. Ese toro si le hubiera tocado a otro no habría tenido prácticamente un pase, pero Julián consiguió sujetarlo en la muleta, taparle los defectos y extraer muletazos de mucho mérito, firmeza y poder. Tras dejar una estocada caída, se le concedió un trofeo aunque se le solicitó también el segundo. Cada día estoy más decepcionado con el nivel de afición, de seriedad y de exigencia del público de Albacete. El trasteo de El Juli fue notable, pero con una estocada caída como mucho se puede pedir una oreja, pero para nada las dos. No me cansaré de repetir lo importante que es la forma de realizar la suerte suprema y de valorar positiva o negativamente la colocación del estoque. En resumen, la puerta grande de “La Chata” se volvió a abrir, esta vez, para la firmeza, la ambición y el poder del número uno del toreo, El Juli.

ALEJANDRO TALAVANTE

El extremeño, Alejandro Talavante regresaba a una de las plazas en las que nunca había conseguido brillar ni obtener un triunfo importante. Pero en la tarde de ayer, Talavante convenció al aficionado albaceteño con un recital de buen toreo al natural. La actuación de Alejandro fue, para mí, lo más destacado del festejo y superó en calidad y pureza lo realizado por El Juli. Porque además de torear con la mano baja y con gran templanza y largura, Talavante se puso en el sitio que pocos pisan y anduvo muy valiente y entregado durante toda la tarde. El fallo con los aceros le privó de salir por una puerta grande que se ganó a ley delante de la cara de sus dos toros. El tercero fue un ejemplar impresentable de Zalduendo que era más pequeño que muchos de los toros lidiados en plazas de pueblo o portátiles. El del hierro de la Z se tapaba por la cara, pero tenía hechuras de novillo. Este toro tuvo más genio que casta y acabó rajado en tablas mostrando su condición de manso. Alejandro consiguió una faena de gran importancia porque el astado que le correspondió no fue fácil y porque tragó mucho paquete y pisó unos terrenos muy comprometidos. Al contrario que sus compañeros de terna, el extremeño sí se cruzó al pitón contrario y estuvo bien colocado. Sobre la mano zurda brotaron los mejores muletazos de todo el festejo. Los naturales de Talavante fueron largos, templados y de mano baja. Echándole muy adelante la bamba de la muleta, Alejandro corrió con despaciosidad la mano y firmó un gran toreo al natural. Al final, cuando el toro ya estaba rajado en tablas, se jugó los muslos y el tipo pasándose muy cerca los pitones y cruzándose al pitón contrario con un valor seco y sincero. La pena fue el fallo con los aceros porque el esfuerzo merecían ser premiados. Tras pinchar en una ocasión, dejar un pinchazo hondo y descabellar en tres ocasiones, Talavante saludó una merecidísima ovación. El que cerró plaza fue el único ejemplar con hechuras y cuajo de toro, pero éste no tenía seriedad por delante y, como el resto de sus hermanos, hizo planear la sospecha del afeitado una vez más. Este astado de Zalduendo tuvo tanta nobleza y “calidad”, como falta de casta y de emoción en sus embestidas. Todo lo que realizó y consiguió Talavante fue por méritos propios porque el toro no transmitió absolutamente nada. La faena a este sexto fue recibida con una gran frialdad en los tendidos. No comprendí como el público podía estar callado ante el gran toreo que ejecutó Alejandro Talavante. Es verdad que el toro era una burra muertecina que no transmitía nada, pero lo realizado por el diestro de Badajoz tuvo mucho mérito e importancia. Talavante, con el compás semicerrado y los riñones encajados, embarcó la sosa embestida de su oponente con gran templanza y remató los muletazos en la cadera. Siempre recogió la embestida del toro con los vuelos de la muleta y logró tandas sobresaliente por ambos pitones, especialmente por el izquierdo. Concluyó su obra con manoletinas y tras dejar, esta vez sí, una gran estocada, cortó una oreja de mucho peso.

CURRO DÍAZ

Abriendo cartel actuó Curro Díaz que se presentó en Albacete y justificó su presencia en la feria. Aunque en el primero anduvo siempre al hilo y sin terminar de apostar, en el cuarto demostró porque es un torero muy querido y respetado por los buenos aficionados. Curro realizó ante su segundo un trasteo cargado de torería y belleza. La faena no terminó de ser completa, principalmente porque el ejemplar de Zalduendo se rajó pronto, pero tuvo muchos detalles de clase. Yo al menos prefiero un buen trincherazo, cambio de mano o pase de desprecio de Curro Díaz antes que cientos de trapazos de otro toreros que han pisado la plaza de Albacete a lo largo del abono. En el primero no terminó de dar el paso y además mató de un bajonazo, pero cuando el cuarto se acobardó y se escapó a las tablas, el de Linares le plantó cara y sacó mucha raza. Se tiró a matar muy derecho, pero la estocada cayó baja y perpendicular. A pesar de esto, Curro Díaz obtuvo una oreja.


FICHA DEL FESTEJO

8ª Feria de Albacete, con algo menos de tres cuartos de entrada, se lidiaron seis toros de Zalduendo, mal presentados por chicos y anovillados. Algunos se taparon por la cara y otros no tuvieron seriedad ni remate. La corrida se caracterizó por su nobleza, mansedumbre y descaste.

Curro Díaz: Ovación y oreja.

El Juli: Oreja en ambos.

Alejandro Talavante: Ovación tras aviso y oreja.


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