martes, 4 de octubre de 2011

Crónica 1ª Feria de Albacete


PUERTA GRANDE DE LEY AL VALOR Y A LA GRANDEZA DE SERGIO SERRANO

El diestro albaceteño abrió la primera puerta grande tras una gran actuación, sobre todo, en el toro que cerró plaza. Juan Luis Rodríguez también puntuó y cimentó una buena faena a su primero. Decepcionante corrida de Martelilla con menos de media plaza.

Se abrió la Feria de Albacete 2011 con la tradicional corrida fuera de abono y con un cartel íntegramente albaceteño para conmemorar el día de la patrona de la ciudad. Y, aunque, la corrida de Martelilla que suele embestir en nuestro coso, falló y decepciono por su descastado y soso juego, se abrió la primera puerta grande de la feria. Lo consiguió el matador de toros albaceteño Sergio Serrano que reclamó y exigió el sitio que se merece, pero no con palabras, sino con una importantísima actuación. Juan Luis Rodríguez también brilló, sobre todo, en el segundo de la tarde, al que le cortó una oreja de mucho peso. El parado quinto le imposibilitó que pudiera acompañar por la puerta grande a su compañero de terna. El telonero de la corrida fue Antón Cortés que pasó sin pena ni gloria y que fue casi ignorado por unos tendidos que estuvieron volcados con los dos jóvenes matadores. Con matices, la corrida de Martelilla, que estuvo extraordinariamente bien presentada, decepcionó y no estuvo al nivel de años pasados. Y fue una pena ver los tendidos de la plaza con menos de la mitad del aforo ocupado.

SERGIO SERRANO

El gran triunfador de la tarde fue Sergio Serrano. El joven torero albaceteño, en su tercer año como matador de toros, y con tan sólo dos corridas de toros a sus espaldas durante esta temporada, anduvo a un altísimo nivel toda la tarde y abrió la primera puerta grande del ciclo de 2011. Sergio firmó una gran faena en el toro que cerró plaza. El sexto fue un auténtico toro de Madrid: serio, astifino y con volumen, el de Martelilla fue recibido en el centro del ruedo por Sergio con unas valientes chicuelinas que fueron toda una declaración de intenciones. Desde entonces, el público que se había enfriado en los últimos toros, se metió de nuevo en la tarde y dio su apoyo en todo momento al torero. Tras un picotazo, Sergio quiso dejarlo crudo para que le diera opciones en la muleta. Tras brindar al público, comenzó la faena con dos pases cambiados por la espalda, sin mover un centímetro las zapatillas y provocando un estremecimiento a todos los aficionados presentes. Después comenzó sobre la mano derecha y llegaron varias series de muletazos profundos, templados, de mando y de mano baja. El toro embestía con importancia y por abajo, pero era tardo y como sus hermanos le costaba repetir, pero Serrano le fue provocando la embestida dejándole siempre puesta la muleta en el hocico, llevando cosida la embestida y alargando mucho el brazo. Fue una faena de emoción y poder ante un astado que fue exigente por su seriedad y trapío. Había que tragarle mucho y no todos los toreros son capaces de hacerlo. Pero Sergio si lo hizo y con más mérito aún por no estar apenas toreado y por la exigencia y la responsabilidad de la tarde. El toro embistió por abajo pero al final de la faena cada vez le iba costando más repetir y responder a los toques de su matador. Éste se cruzó al pitón contrario, se “espatarró” y demostró un valor y una heroicidad que muy pocos demuestran hoy en día. Se tiró muy derecho y pinchó en la primera ocasión, pero después se tiró encima del morrillo y dejó una estocada muy certera que tumbó patas arriba al animal de Martelilla. Aunque se le pidieron las dos orejas, el presidente sólo concedió una pero lo que de verdad valió fue la impresión y la gran sensación que dejó Sergio entre los aficionados. Su primero, el tercero, fue el ejemplar más feo del encierro. El colorado chorreado en verdugo fue un animal que comenzó embistiendo extraordinariamente bien al capote de su matador, pero que según fue avanzando la lidia fue empeorando su condición. A pesar de que el toro fue acortando su recorrido y saliendo con la cara más suelta y sin demasiada clase, Sergio Serrano no se arrugó y también anduvo muy valiente y dispuesto. Comenzó el trasteo por estatuarios en los que demostró una gran quietud de plantas. Después, se sucedieron las tandas de muletazos por ambas manos en los que dejó patente el buen concepto del toreo que atesora, pero no fueron redondas por la deslucida embestida de su antagonista. Siempre bien colocado, pinchó arriba en una ocasión y en el segundo intento dejó una estocada, simplemente, perfecta. Una oreja como premio a su valor y coraje.

JUAN LUIS RODRÍGEZ

El otro triunfador del festejo que abrió el ciclo taurino albacetense fue Juan Luis Rodríguez. Con los mismos años de alternativa que su compañero y habiendo toreado también muy poco, también se jugaba mucho en su única comparecencia en la feria. Y Juan Luis no defraudó. Tras recibir a su primero con templanza y soltura de brazos con el capote, el espada albaceteño se metió de lleno en la tarde y su moral se vio relanzada. Después hizo un personal y muy torero quite por delantales de mano baja y firmó una importante faena después. Brindó este toro a su hermano Jesús y comenzó un trasteo en el que destacó, no sólo su templanza y mano baja, sino también por el gusto y la clase que imprimió en los muletazos. Por ambas manos brotaron derechazos y naturales de notable trazo. El toro tuvo buena condición, humilló y tuvo una embestida enclasada, pero le faltó más fuerza y emoción en su embestida. Pero lo que le faltó al toro, lo puso Juan Luis que se sintió muy a gusto y disfrutó con el toro. La única pega, que en ocasiones faltó más acople entre toro y torero. Tras una estocada caída y de rápida muerte, cortó una oreja de mucho peso. El quinto fue el toro de peor condición de la corrida. Si sus hermanos tuvieron los defectos de la falta de casta, de movimiento y de emoción, éste toro, también muy serio y fuerte, multiplicó por dos esos defectos. Fue un auténtico marmolillo ante el que intentó todo Rodríguez. Muy dispuesto, cimentó un trasteo largo pero de nula transmisión por la sosería insoportable del animal. Tras pinchar en una ocasión y dejar una estocada tendida, saludó una merecida ovación por la importante tarde y actitud que demostró. Sin duda, el concepto del toreo que posee Juan Luis es para tenerlo en cuenta porque ejecuta un toreo muy “caro”.

ANTÓN CORTÉS

Como telonero del festejo actuaba Antón Cortés que pasó de puntillas por “La Chata”. Aunque el diestro albaceteño pechó con el mejor lote, sus dos toros tampoco fueron ninguna maravilla. Ambos tuvieron nobleza y cierta calidad, pero les faltó casta y emoción. El primero fue mejor y respondió bien y regalando buenas embestidas cuando el torero le bajó la mano y le llevo podido y con mando. Fueron pocas las ocasiones en las que estuvo así Antón que tan sólo dejó algún detalle y muletazo suelto. En el cuarto tampoco anduvo demasiado a gusto y con un toro de nula emoción realizó una faena larga y aburrida en la que siempre estuvo fuera de cacho. Con la espada fue más certero que ortodoxo y su actuación fue silenciada por una afición que ignoró al diestro albaceteño y que quiso dejar claro que su crédito está acabado.


FICHA DEL FESTEJO

1ª de la Feria de Albacete (fuera de abono). Con menos de media plaza, se lidiaron seis toros de Martelilla, muy bien presentados. Toda la corrida fue de una imponente seriedad por delante y de cuajo y fortaleza de hechuras. De poco juego en general. El 1º noble y con clase pero falto de transmisión; 2º noble y enclasado pero justo de fuerzas y casta; 3º de más a menos; 4º noble y humillador pero se vino muy abajo y se paró muy pronto; 5º el de peor juego por parado y soso; 6º el mejor, con importancia en su embestida, pero exigente.

Antón Cortés: Silencio y leves pitos.

Juan Luis Rodríguez: Oreja y saludos tras aviso.

Sergio Serrano: Oreja y oreja tras petición de la segunda.



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