miércoles, 5 de octubre de 2011

Crónica 6ª Feria de Albacete


ABURRIMIENTO, VULGARIDAD Y TRES TOROS AL DESOLLADERO SIN TOREAR

El Cid y Rubén Pinar, con un lote de cuatro orejas, cortaron un trofeo y anduvieron muy por debajo de sus oponentes. El Fandi pechó con el peor lote de una corrida de El Torero que sorteó tres grandes toros.

Lo que más apetecía y llamaba la atención del cartel de la quinta de abono era la corrida de El Torero. Y el encierro de la divisa no defraudó en líneas generales. Hubo tres toros bien presentados (3º, 4º y 6º) y otros tres chicos y anovillados y, justamente, los tres que tuvieron buena presencia fueron tres grandes toros. Dos de los tres cayeron en el lote del albaceteño Rubén Pinar que, a pesar de la oreja paisana que cortó en el 6º, estuvo muy por debajo del magnífico lote que le correspondió en suerte. Sus dos astados fueron animales muy completos a los que otro torero en buen momento les habría formado un lío y cortado cuatro orejas. Pinar anduvo voluntarioso pero muy vulgar, ventajista y destemplado. Al Cid le correspondió el otro gran toro del festejo, el 4º, que fue un animal extraordinario pero al que no cuajó el sevillano y tan sólo dejó alguna serie de naturales estimables. Cortó una oreja de poco peso a un toro de dos. El Fandi fue el que peor suerte tuvo en el sorteo y lo único que pudo demostrar en su única tarde en Albacete fue la agilidad que tiene en las piernas. Clavó banderillas como viene siendo habitual en él a toro pasado y sin ninguna apretura. La plaza registró una buena entrada (tres cuartos) en tarde soleada y muy calurosa.

RUBÉN PINAR

El torero de Tobarra llegó al coso de nuestra ciudad para cumplir con su única cita en el abono. Rubén es ahora mismo el torero albaceteño más destacado y ha triunfado durante las últimas temporadas en muchas de las plazas que ha pisado. Pero ayer Pinar mostró su peor faceta y se le fue sin torear un gran lote de toros de El Torero. Su primero, el tercero, fue un animal bien presentado que demostró estar al límite de fuerzas en los primeros tercios. Pero el astado de la divisa azul y roja sacó su fondo y casta y se vino arriba en el último tercio ofreciendo un gran juego en la muleta del albaceteño. Pinar construyó una faena que se basó en el toreo sobre la mano derecha y siempre fuera de cacho. Siempre citó con el pico de la muleta y nunca hubo acople entre torero y toro. Además, Pinar abusó del ya (desgraciadamente) habitual “pasito” atrás y con la excusa de poder ligar los muletazos nunca se colocó bien, ni cargó la suerte, ni presentó la muleta como se debe hacer. Cuándo se cambió la muleta a la mano izquierda el toro lo desarmó y el diestro no lo volvió a intentar por ese pitón, siguiendo sobre la mano diestra. Hubo alguna serie de mérito por su disposición y por la ligazón que consiguió. Al final se aceleró y se sucedieron varios enganchones. Por lo tanto, no cuajó al buen ejemplar de El Torero que tuvo mucho recorrido, humillación, clase y transmisión. Lo único negativo del astado fue que, en ocasiones, punteaba la muleta al final del muletazo y que se acabó rajando. Después, Rubén se tiró a matar muy derecho y encima del morrillo del toro y resulto cogido de forma muy fea pero, gracias a Dios, sin consecuencias. Tras un pinchazo, media estocada desprendida y tres golpes de descabello derribó a “Diezmero” que se fue al desolladero con las dos orejas intactas. Como recompensa a las ganas y a la cogida sufrida, el púbico que ya estaba más pendiente de la merienda que de otra cosa sacó a saludar al espada albacetense. Y si Rubén no cuajó a ese gran tercero, tampoco lo consiguió ante el buen sexto, un toro castaño y bien presentado que tuvo muy buenas hechuras y que demostró virtudes desde que salió de los chiqueros. El ejemplar de El Torero tuvo una enorme fijeza y prontitud y, además, cumplió en varas metiendo los riñones. En la muleta hizo lo mismo que su hermano: ir a más, pero Pinar tampoco logró cuajar al toro que cerró plaza. Su trasteo ante el sexto fue de mucha vulgaridad y destemplanza y él mismo ayudó a acortar el recorrido al buen y claro astado de origen Salvador Domecq. El toro acabó el trasteo con la boca cerrada y acudiendo pronto a los vuelos de la franela de Pinar. Tras dejar una estocada muy baja fue premiado con una oreja de poco peso y muy paisana.

EL CID

Qué pena da ver a un torero como El Cid tal y como está en la actualidad. Un matador que llegó a ser figura tras muchos años matando corridas duras y tras muchas temporadas de lucha y esfuerzo, no puede actuar y estar como estuvo en la tarde de ayer en el coso albaceteño. El sevillano, que tuvo una mano izquierda privilegiada y que cuajó a grandes, bravos y encastados toros de muy distintas ganaderías y procedencias, estuvo pésimo en la sexta de feria. Su primero fue un toro de El Torero mal presentado por chico y anovillado y que pronto fue cantando su mala condición y su deslucida embestida. Llegó a la muleta moviéndose mucho pero sin ninguna clase, sin ir metido en la muleta y con bastante peligro. Es verdad que el toro fue muy malo, pero eso no es excusa para que una figura de la talla de El Cid estuviera tan sumamente mal. Bailarín, sin sitio, desbordado y sin saber por dónde meterle mano a su enemigo, Manuel Jesús se vio superado por las dificultades del toro y decidió abreviar entre la bronca del respetable. Ni tres minutos estuvo con el toro. Tras pinchar en una ocasión y dejar una buena estocada recibió pitos por haber dado la imagen de un torero acabado o que empieza y que está más verde que una lechuga. Su primero fue malo, sí, pero el cuarto fue extraordinario. “Granuja”, que así se llamaba el astado, no hizo honor a su nombre porque fue un derroche de nobleza y calidad. Muy en el tipo de la ganadería, cantó muy pronto su gran condición y la ratificó en el último tercio. A pesar del fuerte puyazo que recibió y que sangró mucho, el animal no se vino abajo y embistió hasta el final con mucha clase, recorrido y humillación. Para ser perfecto le faltó un poco más de casta y, por consiguiente, más emoción y transmisión pero fue un toro para el torero y para cuajarlo de principio a fin. Pero El Cid ya no es el de antes y tan sólo dejó dos series de muletazos que fueron muy buenas. Una fue sobre la mano derecha y otra sobre la izquierda. Los naturales que dejó fueron largos, templados y de mano muy baja, pero fueron incontinuos e irregulares. Fue una faena con momentos de belleza pero muy intermitente y no estuvo a la altura de la gran condición del toro, que no hizo ni un extraño. Tras dejar una estocada caída obtuvo un trofeo.

EL FANDI

El Fandi tuvo menos suerte que sus compañeros en el sorteo (cosa rara porque siempre se suele llevar al toro o a uno de los toros de la feria) y pechó con el peor lote de la corrida de El Torero. Su primero fue una raspa anovillada y sospechosa de pitones que empezó a hacer cosas muy raras desde que el granadino cogió la muleta. Lo comenzó probando con la mano diestra pero el toro embestía cruzado y dio sensaciones de que tenía un problema de visión. Desconcertado, El Fandi lo intentó por el izquierdo pero no mejoró la situación e impotente y gesticulando hacia el callejón fue a por la espada para matar al animal. Prácticamente ni lo intentó por bajo y decidió abreviar. El quinto fue un ejemplar carbonero, botinero y coliblanco, y no cárdeno como ponía en la ficha del folleto de “La corrida de hoy” que se reparte en las puertas de la plaza. Apuntaba buenas cosas el toro de El Torero pero entre El Fandi y su picador Juan de Dios Quinta se cargaron las posibilidades que podría tener el ejemplar. El primero lo hizo por obligarle a dar tres vueltas al ruedo corriendo en el tercio de banderillas, y el del castoreño por estar pésimo e indigno con la puya. Aunque no le llegó a meter las cuerdas, el varilarguero le pegó varios picotazos en el brazuelo del toro como si éste fuera un carretón o cualquier cosa. Se está picando mal durante la feria pero lo de Juan de Dios Quinta clamó al cielo. Tras el tremendo sainete en varas, el toro sangró muchísimo y eso, unido a las carreritas de El Fandi por el ruedo en banderillas, hicieron que el toro se rajase desde el comienzo de la faena. La mansedumbre del toro fue la excusa perfecta para que el diestro de Granada no se diera coba y decidiese abreviar y matar al toro de una estocada trasera y atravesada. Lo más destacado de la tarde de El Fandi según el público presente fueron los tercios de banderillas. Para mí no lo fueron ni mucho menos porque la mayoría de los pares fueron clavados a toro pasado y sin ningún riesgo ni verdad.

FICHA DEL FESTEJO

6ª de la Feria de Albacete (5ª de abono), con tres cuartos de entrada, se lidiaron seis toros de El Torero, desiguales de presentación y juego. El 1º y el 2º chicos y anovillados, el resto bien presentados. 1º muy complicado y deslucido; 2º posiblemente tuvo un problema de visión y fue imposible y peligroso; 3º de muy buen juego; 4º extraordinario por su nobleza y calidad; 5º manso rajado; 6º de gran juego.

El Cid: Pitos y oreja.

El Fandi: Silencio y ovación.

Rubén Pinar: Vuelta al ruedo y oreja.

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