miércoles, 5 de octubre de 2011

Balance de la Feria de Albacete 2011


LA DE 2011, LA FERIA EN LA QUE ALBACETE PASÓ A SER UNA PLAZA DE SEGUNDA B

Una vez concluida la feria taurina de nuestra ciudad es el momento de hacer un profundo y extenso análisis y resumen de todo lo acontecido en los once días en los que se han celebrado espectáculos taurinos. El ruedo de nuestra querida plaza de toros ha acogido, un año más, la que está considerada como la mejor feria de segunda categoría, incluso por encima de algunas de primera. Desgraciadamente, la feria de 2011 ha dejado muchas notas negativas y ha dejado una plaza y una feria devaluada y a la baja. La mala presentación de muchos de los astados lidiados y las infinitas orejas que se han regalado a lo largo del serial han hecho que la de Albacete ya no sea una plaza ni una feria referencia a nivel nacional, sino una más de tantas otras de segunda categoría que se celebran a lo largo del mes de septiembre. En un momento en el que el toro ya no le importa a casi nadie y en el que el auténtico protagonista y mandón de la fiesta es el torero, era reconfortante acudir a una cita como Albacete en la que sí se tenía en cuenta al toro y no se regalaban orejas fácilmente. Desgraciadamente, parece que ya en Albacete quedan pocos aficionados y si la plaza acoge buenas entradas todos los días es gracias al mucho público que va a los toros como acto social, a merendar y escuchar la música, pero no para ver un espectáculo digno e íntegro.

Lo mejor

El primer nombre propio del recién concluido abono albaceteño es Sergio Serrano que, con tan sólo dos años de alternativa a sus espaldas y tres corridas de toros esta temporada, volvió a dar un puñetazo encima de la mesa el día 8 y dio un toque de atención a aficionados, crítica y profesionales. Serrano se enfrentó a un serio e imponente lote de Martelilla que no le regaló nada, pero que le permitió ofrecer una dimensión de auténtica figura del toreo. Muy dispuesto y entregado durante toda la tarde, Serrano anduvo a buen nivel con el capote, sin perdonar un quite, y con la muleta dio toda una lección de valor, arrojo y buen toreo. La faena ante el sexto de la tarde ha quedado grabada en la retina de todos los aficionados porque el ejemplar de Martelilla era un toro de Bilbao y el diestro local no sólo no se arrugó, sino que se cruzó al pitón contrario y se jugó la vida sin mentiras ni ventajas. Además toreó magníficamente al natural bajando y corriendo la mano con largura y templanza y demostrando que posee un gran concepto del toreo. La feria comenzó lanzada porque al día siguiente, el día 9 también se abrió la puerta grande y los aficionados pudieron disfrutar de otra gran actuación. Ésta la protagonizó el madrileño César Jiménez que firmó un faenón ante un gran toro de Luis Algarra. El triunfador de la pasada feria cortó dos orejas de ley tras una gran faena en la que cuajó al natural al buen ejemplar de Algarra. Además lo mató bien y el premio fue justo. Miguel Ángel Perera y Miguel Tendero brillaron en la corrida del día 14. Ambos estuvieron muy por encima de deslucidos y descastados lotes de Albarreal y dejaron muy buenas sensaciones. Perera justificó con disposición y valor su doble presencia en la feria, mientras que Tendero ejecutó varias tandas de derechazos de notable trazo y mano muy baja y perdió los trofeos con la espada. La terna del día 15 también anduvo a gran nivel a pesar de los descastados zalduendos que tuvieron delante. Curro Díaz por fin se presentó en Albacete y dejó detalles de gusto y clase; El Juli abrió con todo merecimiento una puerta grande ganada a base de firmeza, mando y poder; y Alejandro Talavante dejó los mejores pasajes de toda la feria con la mano izquierda y se jugó la vida con mucha valentía y verdad. El día 16 Juan Mora cumplió ante un lote que no fue fácil, hizo un esfuerzo y ofreció detalles de mucha torería y anduvo a gran nivel con el capote. Por su parte, José María Manzanares puso “patas arriba” la feria cortando cuatro orejas y convenciendo y maravillando al público que llenó la plaza. Es verdad que el alicantino estuvo muy bien, templado y plástico, pero en frente no tuvo a dos toros, sino a dos novillos impresentables e inválidos de Juan Pedro Domecq. Por lo tanto, los cuatro trofeos fueron, para mí, excesivos. El último matador que dio la cara en la feria fue David Mora que pinchó la puerta grande y que realizó una actuación muy destacada, tanto por su valor y disposición, como también por su buen hacer con capote y muleta. La brava y sobresaliente novillada del maestro Pedro Martínez Pedrés y las buenas entradas que acogió “La Chata” a lo largo de la feria (a pesar de la crisis y en comparación con otras plazas) también merecen un hueco entre lo mejor del ciclo taurino de este año.

Lo peor

Sin duda, lo peor del recién finalizado serial septembrino ha sido la presentación y el juego de muchos de los toros lidiados. Como era de esperar y como muchos anunciamos la presentación y el juego de las corridas de Román Sorando, Zalduendo y Juan Pedro Domecq fue impresentable. De todos los que se reconocieron de Sorando pasaron al final tres y ninguno de ellos debió haber salido a la plaza por su pésima presentación. Parece que las presiones de Enrique Ponce y compañía hicieron que los veterinarios y el presidente tuvieran que tragar y aprobar tres astados indignos. Los encierros de Zalduendo y Juan Pedro no debieron tampoco pisar el ruedo de La Chata porque estuvieron vergonzosamente mal presentados. La mayoría de los animales de estas dos divisas estuvieron anovillados, eran chicos y no tenían remate ni seriedad. Pero hubo otros muchos ejemplares que no debieron pasar el reconocimiento veterinario como algunos de Collado Ruíz, El Torero, Albarreal y Cebada Gago. Junto a la mala presentación de los toros lidiados, lo peor de esta feria han sido las numerosas orejas que se han regalado sin haber una mayoría clamorosa y con estocadas bajas y defectuosas. Algunas orejas cortadas por Serafín Marín, Hermoso de Mendoza, Diego Ventura, Manuel Manzanares, El Cid, Castella, El Juli y José María Manzanares no se debieron haber concedido para no bajar el nivel de exigencia y seriedad de Albacete. Algunos días como el de rejones o en la corrida de Manzanares el palco pareció más bien una tómbola y estar de rebajas. Las actuaciones de Enrique Ponce, Leandro, Antón Cortés, Serafín Marín, El Cid, El Fandi, Rubén Pinar, Sebastián Castella y Juan José Padilla también son notas negativas a tener en cuenta. El grave percance del subalterno Gimeno Mora ha sido la noticia más negativa de toda la feria.

Novilleros y rejoneadores

Ni los novilleros ni los toreros a caballo que han actuado en la feria han logrado convencer. A los primeros les echamos en falta más disposición, arrojo y “estar en novilleros”. Alberto Pozo puso más ganas y voluntad, pero anduvo destemplado y sus faenas no fueron lucidas. David Galván, Víctor Barrio y Sergio Felipe mostraron buenas maneras, pero no terminaron de redondear sus actuaciones. A José Ignacio Rodríguez le vino grande la novillada de Pedrés y el único chaval que dejó muy buenas sensaciones y que justificó su presencia en el abono albacetense fue el madrileño Alberto López Simón.

Los tres toreros a caballo, pese a cortar muchas orejas, no anduvieron al nivel que acostumbran y mataron de forma pésima a sus correspondientes toros de Fermín Bohórquez. Hermoso y Ventura no pasaron de discretos, mientras que Manuel Manzanares no se le vio preparado ni a la altura de una cita como la de la Plaza de Toros de Albacete.

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