jueves, 16 de mayo de 2013

Crónica 7ª Feria de San Isidro

"LOS PREJUICIOS DE MADRID"

Miguel Ángel Perera corta una oreja tras una faena de mano baja que provoca el éxtasis del público. Corrida de Alcurrucén muy desigual de presentación que sortea dos buenos toros.


Llegó el 15 de mayo, el día grande para la ciudad de Madrid por la festividad de su santo patrón. Y como el ciclo taurino madrileño que se celebra estos días en Las Ventas lleva el nombre, y se realiza, en honor de San Isidro, también hoy era un día de relumbrón en el coso de la calle Alcalá. Con la séptima del abono se llenó por primera vez la plaza (si no contamos con el lleno del festejo de rejones del pasado sábado) y llegaron, como es costumbre en los días del "clavel", los rostros conocidos y el público social. Gracias a Dios (será que San Isidro nos echó un capote...) la de hoy no fue una tarde como la mayoría de las anteriores. Sin ser un gran espectáculo lo que sucedió en el albero venteño, al menos, tuvo cierto interés. Aunque bien es verdad (hay que matizar), que algunos compases del festejo estuvieron marcados por el exceso de triunfalismo y la benevolencia de ese público festivo, que no aficionado.

Se esperaba con gran impaciencia la vuelta de Alcurrucén a Las Ventas después de su triunfo en la feria de 2012. Desgraciadamente, el encierro de la divisa de los Lozano no repetirá azulejo el año que viene en el patio de arrastre. Es verdad que salieron dos toros muy aptos para el éxito, pero supieron a poco teniendo en cuenta las expectativas. Tuvo movilidad la corrida, pero muchas veces con la sombra de la mansedumbre presente y con un movimiento y embestidas deslucidas. Sin duda, los mejores fueron los corridos en primer y tercer lugar. Fueron dos animales diferentes, uno, el que abrió plaza, nobilísimo y enclasado, y otro, el tercero, más encastado y con mayor transmisión. Al margen del juego de ambos astados, otro punto negativo del lote enviado por los Lozano a la que tantos años fue su plaza fue la presentación. Otro día de escasa seriedad y remate en la corrida lidiada en Madrid, y ya van unas cuantas... Realmente preocupante la deriva que empresa y veterinarios están emprendiendo. Bien es verdad que hubo de todo en el encierro de Alcurrucén, pero no todo fue bueno. Muy desigual de hechuras y expresiones, y varios ejemplares realmente feos y anovillados como el tercero o sexto. ¿Tan complicado es traer una corrida igualada, pareja, y con el trapío exigible en la primera plaza del mundo? Parece que sí dadas las evidencias. Aunque, claro, como algunos somos muy mal pensados, sospechamos que, o bien es que Taurodelta paga muy poco y mal, o bien que se quiere bajar el listón de presentación, seriedad, y categoría de Las Ventas. Lo más grave de todo es que, hierros como el de ayer del Puerto o el de hoy de Alcurrucén, no tienen precisamente camadas cortas, ni pocos animales en el campo. Y si este año no tenían suficientes animales aptos para Madrid, pues que no vengan dos tardes como harán ambas. Pero claro, ya se sabe que la avaricia rompe el saco.

Por otra parte, el festejo de hoy sacó a relucir los prejuicios de la plaza de Madrid. Con plaza de Madrid me estoy refiriendo a los supuestos aficionados, y especialmente los más críticos, que cada día se sientan en la piedra de Las Ventas. ¿Y por qué hablo de que hoy esos prejuicios quedaron al descubierto? Pues sencillamente porque si el toreo y la actuación de Miguel Ángel Perera hoy en Madrid hubiera tenido la firma de otros como El Juli o Manzanares, algunos espectadores, y en particular el tendido siete…habrían montado en cólera. Perera hizo exactamente lo que hace Julián López “El Juli”, pero esta vez el siete parece que anduvo dormido. Si este que escribe defiende la crítica y la censura de las ventajas…también pide que esto se realice con cualquier toreo, sea quién sea, se llame como se llame. Si pitamos cuando torea El Juli y callamos cuando otros realizan el mismo tipo de toreo…simplemente estaremos cayendo en la injusticia y los prejuicios.

Y una vez dicho esto, y partiendo de que el sector crítico o duro de Las Ventas anduvo desaparecido durante la faena al tercero de la tarde, hay que contar que Miguel Ángel Perera cortó una oreja rotunda. Rotunda para algunos, entre los que no se encuentra este modesto servidor. Y digo que el trofeo de Perera fue rotundo porque prácticamente hubo unanimidad en los tendidos a la hora de apasionarse con la faena, y también después en el momento de sacar los pañuelos. Por primera vez en lo que llevamos de serial se colorearon de blanco los tendidos, gradas, y andanadas de Las Ventas. El extremeño se encontró con el mejor astado de la tarde, un anovillado y feo ejemplar de Alcurrucén que demostró casta durante su lidia. Si a otros les faltó más carbón y transmisión, este tercero, de nombre “Peladito” derrochó ambas cosas. Pero además de estas virtudes, también tuvo las del recorrido o la humillación. Fue un toro de torero y de público, que puso a todos de acuerdo. La pena fue que al final cantó la gallina y, al verse podido y exigido, se rajó. Perera realizó una labor en la que hubo cosas buenas, y otras…no tanto. Los principales puntos fuertes fueron la mano baja, el mando y la largura. Con las zapatillas atornilladas en la arena, Miguel Ángel Perera ejecutó un gran número de series por ambos pitones en las que hubo muletazos con la franela muy arrastrada, y en los que tiró muy bien del animal para intentar llevarlo toreado. Pero claro (y aquí llega el debate), el trasteo del torero de Puebla de Prior no fue precisamente el ejemplo de toreo puro y clásico. Y añado: por toreo puro y clásico me refiero a aquel de figura erguida, riñones encajados, y la pierna que torea cargando el peso de todo el cuerpo sobre ella (cargar la suerte). Aunque muchos no se fijaran (o no se quisieran fijar), los muletazos de Perera resultaron, casi siempre, encadenados y conseguidos con una colocación más que discutible. En muchas ocasiones, Miguel Ángel encadenó los mismos estando situado en la oreja del toro y descargando la suerte. En vez de echar la "pata pa'lante" como los cánones mandan, lo que hizo el diestro fue retrasarla y casi esconderla para así poder ligar (o encadenar) mejor los pases. Y ahora vendrán los que digan que cruzado no se puede ligar, pero yo les pregunto: ¿entonces es que todos los matadores y figuras de hace diez años para atrás no ligaban? Claro que en cada muletazo ligado es imposible cruzarte al pitón contrario, pero lo que se debe exigir es que se cite cruzado y después se ligue pero rematando los muletazos y no encadenándolos. Si el torero remata el pase con eso que conocemos como muñecazo, se puede volver a colocar en el sitio. Eso es lo que han hecho los grandes toreros siempre. Ahora, el toreo que se realiza es muy espectacular y de más "apariencia", pero esconde muchas ventajas. Fuera de toda duda está el enorme valor que posee Miguel Ángel Perera, pero precisamente por ese gran valor se le debe exigir que lo use para torear. Para torear con pureza, y no con ventajas. Además, ese toreo tan de moda hoy en día y que llevan a gala toreros como Perera o El Juli, al menos para mí (que se ve que soy muy raro) resulta antiestético y retorcido para la vista. El toreo de los grandes de la Historia ha sido ese vertical, de riñones encajados y pierna adelantada. Y esos grandes toreros, con esa técnica, también bajaban la mano y podían a los toros, no vayamos a pensar que esto de bajar la muleta y alargar los muletazos lo han inventado las figuras de hoy. A pesar de todos estos matices técnicos, el público disfrutó con la labor de Perera y no hubo discusión en la oreja. También digna de reconocer fue la firmeza que demostró desde el principio el extremeño. Con su concepto y su tauromaquia...pero muy firme, asentado y decidido toda la tarde. Exactamente igual que su compañero Sebastián Castella... Ante el quinto, el que hasta ahora es el triunfador de la feria, no redondeó ese éxito y, pese a las innumerables tandas que ejecutó, la gente ya no respondió igual. En esto mucho tuvo que ver su segundo oponente, un colorado con cuajo que manseó en los primeros tercios y que llegó al tercio final con un comportamiento muy informal y embestidas, en su mayoría, deslucidas por la falta de casta y colocación de la cara. De lo mejor del trasteo de Perera fueron las ajustadas manoletinas que precedieron a un feo espadazo que impidió la salida a hombros del torero. También reseñable fueron los dos sustos que sufrieron el propio matador y uno de sus banderilleros en el segundo capítulo del festejo. Cuando iba a recibir al animal que abría su lote, Perera cayó en la cara y se quedó al descubierto. A pesar de que el toro le buscó en el suelo, el percance no pasó a mayores. Tampoco hubo consecuencias graves en el susto que se llevó su peón Joselito Gutiérrez durante el tercio de banderillas. En un alarde de torería y valor, el torero de plata esperó mucho a la tarda res y, tras clavar con muchísima exposición y ajuste, ésta le alcanzó sin que llegara haber cornada.

Otro hombre de plata se llevó una de las ovaciones de la tarde. Fue Javier Ambel el que colocó un soberbio par de banderillas en el que enseñó lo que es asomarse al balcón y clavar con absoluta reunión. Y las palmas que escuchó Ambel fueron las únicas que se acercaron a su jefe de filas. Tarde verdaderamente espesa y preocupante la de Sebastián Castella que construyó dos trasteos de larga duración, pero nulo lucimiento y transmisión. Hubo muchos muletazos, pero ninguno digno de mención. También es verdad que al francés le correspondió el lote de menos opciones. El noble segundo se vino muy a menos hasta terminar como un auténtico marmolillo, mientras que el cuarto tuvo movilidad, pero no clase. A las labores de Castella les faltó mucha limpieza (sobre todo en su segundo) y les sobraron enganchones. Además, él sí fue recriminado durante toda la tarde por su colocación.

Ángel Teruel, hijo del buen torero del mismo nombre, por fin confirmó alternativa después de verse anunciado el pasado año y no poder cumplir con la cita por el grave percance sufrido semanas antes en Arles. Esta vez Teruel sí pudo trenzar el paseíllo y en su presentación como matador de toros en Madrid dejó la impronta de un buen y clásico concepto del toreo. Aunque a veces le costó colocarse en el sitio, lo intentó con voluntad y dejó muletazos estimables y templados, aunque bastante carentes de vida, en su primero. El que abrió plaza, un toro perfecto para Sevilla, pero no para Madrid, ya mostró su buena condición en los primeros lances y embestidas. Fue el toro perfecto para cuajarlo en Madrid y cortarle las orejas. Muchísima nobleza y clase tuvo, así como la costumbre de embestir haciendo surcos con el hocico. Para que hubiera sido un gran toro le faltó un punto de casta y fiereza. El que cerró plaza, al contrario, no se pareció nada a ese primero. Feo, alto y escurrido de tipo y hechuras, ese sexto no fue bravo, ni tampoco encastado y lucido.

Y como terminar esta crónica sin hacer mención a una nueva muestra de la incompetencia y poca seriedad de la empresa Taurodelta con el espectáculo que precedió al festejo en sí. Con veinte minutos de retraso comenzó la corrida ya que a las siete de la tarde los operarios aún se afanaban (y pareció que estaban empezando) a acondicionar un ruedo en lamentable estado. A pesar de que desde el medio día no cayó ni una gota sobre Las Ventas, incomprensiblemente el piso de plaza no se intentó arreglar hasta última hora. Y digo intentar porque lo que quedó después de los esfuerzos de los trabajadores…no fue el ruedo más apropiado. De nuevo, volvimos a ofrecer una gran imagen de la fiesta…

7ª Feria de San Isidro. Las Ventas. Con lleno en los tendidos, se lidiaron 6 toros de Alcurrucén, muy desiguales de presencia y juego. Algunos feos y muy terciados. 1º muy noble y con clase; 3º de buen y encastado juego; los restantes se movieron pero manseando y de forma deslucida.

Sebastián Castella: silencio tras aviso en ambos
Miguel Ángel Perera: oreja y ovación con saludos
Ángel Teruel (que confirmaba alternativa): saludos y silencio

3 comentarios:

  1. Perfecto Alejandro, Enhorabuena.
    Cierto es que por muy cruzado que estés en el primer muletazo de la serie, si éste no lo rematas detrás de la cadera y escupes el toro para afuera tirando líneas te quedas descolocado y muy al hilo en el siguiente muletazo y en el tercero ya ni te digo.
    Eso es lo que no quieren entender los taurinos de hoy, pero lo que de verdad tiene mérito y riesgo es cruzarte en el primer cite, pero más mérito tiene rematar por detrás de la cadera y por abajo, ese es el toreo caro y el de toda la vida que hoy parece casi extinguido.
    Saludos

    Emilio Pérez

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  2. Lo de Perera fue malo, pero lo de Castella en su primero creo que fue aun peor. A mi también me extrañó que no se protestara mas desde los tendidos. Lo mismo estaban escuchando el plus, que para ellos siempre, la culpa la tiene el toro. Saludos!

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  3. Gracias por los dos comentarios y matizaciones. Sí, lo de Castella también fue de traca como dices Jose. Y Emilio, coincidimos plenamente en nuestro concepto del toreo, así como el del toro. Como dije en la conferencia que di en Las Ventas...Casta y pureza: la base de la fiesta.

    Saludos a los dos!

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