martes, 14 de mayo de 2013

Crónica 6ª Feria de San Isidro

"UN DILUVIO Y VARIOS NAUFRAGIOS"

Tarde marcada por la fuerte lluvia que cayó en la segunda parte del festejo, así como por la falta de bravura, casta y fuerza de los toros del Puerto. El confirmante López Simón, el mejor de los de luces.


Sexta del abono madrileño y la oscuridad se apoderó de Las Ventas. Y no lo digo sólo por lo que ocurrió en el ruedo (más de lo mismo), sino literalmente por la tormenta que cayó sobre Madrid. Las previsiones meteorológicas eran confusas, y a primera hora de la tarde estuvo lloviendo, pero según se acercaba la hora del sonido de los clarines y timbales, el cielo comenzó abrirse. Pero el respiro duró poco. Durante la faena al cuarto, pasado el ecuador del festejo, el cielo se volvió a teñir de negro, se cerró, y las nubes comenzaron a descargar todo un manantial de agua. Muchos podrían haber dicho que fue un presagio, una. predicción de lo mediocre del espectáculo, pero lo que pasó fue lo de siempre, ni más ni menos. Hoy le tocó al Puerto de San Lorenzo el apuntarse a la lista de las ganaderías que no deberían volver el año que viene. Del encierro de la divisa salmantina se pudo salvar, si acaso, uno o dos ejemplares, pero siempre y cuando el listón de exigencia no lo coloquemos muy alto. La mayoría adoleció de falta de casta y fortaleza, y casi todos mansearon durante la lidia. Una más de tantas. Además, al contrario que otros años, el hierro de Lorenzo Fraile tampoco fue un ejemplo en presentación...encierro muy justito con varios animales impresentables y uno, solo uno, el que cerró plaza, acorde con la exigencia de Las Ventas.

Y hoy, de nuevo, teníamos confirmación en San Isidro. La segunda de las muchas de las que seremos testigos esta feria. El elegido era Alberto López Simón, un joven matador madrileño, con poco más de un año de alternativa, y que tuvo cierto ambiente de novillero. López Simón llegaba como el joven y tapado entre las "figuras", aunque fue finalmente él el que realizó lo más reseñable de la tarde. Mucha voluntad, entrega, y ganas de ser torero demostró en uno de los días más importantes de su carrera. Su actuación no fue redonda, no, pero al menos él vino a Madrid como Dios manda. La falta de contratos y poco bagaje profesional se notaron en bastantes momentos durante el festejo, pero esa relativa falta de oficio la suplió con disposición. Espectacular voltereta la que sufrió en el primer muletazo que ejecutaba como matador de toros en Las Ventas. López Simón estaba colocado para comenzar su faena por estatuarios y, cuando ya casi estaba metido en el muletazo, el que abrió plaza se fue directamente a por el torero y lo volteó dramáticamente. Aunque el golpe fue durísimo, por suerte, no hubo cornada. Sin afligirse por el percance, el joven confirmante se dirigió al centro del ruedo donde le recetó al toro una notable serie por el pitón derecho de rodillas. Templó la embestida y el público entró en la tarde. Tras este intenso comienzo, el lucimiento no terminó de llegar en las series sucesivas debido a la falta de acople y limpieza, carencias que se produjeron, principalmente, por la condición de su enemigo. Manso y con genio ese primero que se movió y acudió a los cites, sin convicción y defendiéndose. Y si cosas positivas se extrajeron de lo que realizó el torero de Barajas, el uso de la espada no fue precisamente una de ellas. Se dejó casi siempre el brazo atrás y pinchó en cuatro ocasiones antes de dejar una estocada desprendida. También dejó varios pinchazos en el segundo de su lote. Por la ceremonia de la confirmación, y como manda el reglamento, López Simón mató el primero y el sexto. Este último, el único bien presentado de la corrida, que sí tuvo seriedad y cuajo, fue un manso que cantó su querencia pronto, pero que, al menos, luego tuvo poder y transmisión en la embestida. A pesar de sus constantes huidas a tablas, el de El Puerto de San Lorenzo, pidió mucho mando, firmeza y que se le llevara siempre enganchado. Su matador lo volvió a intentar con ganas, pero hubo demasiados enganchones y la labor no tomó vuelo. Fuerte ovación con saludos en el primero y silencio en el que puso punto final al festejo fue su balance.

Manuel Jesús “El Cid” actuó de padrino en la confirmación del joven López Simón. El sevillano volvía a la que una vez fue su plaza, pero a la misma que los últimos años no le reconoce. De nuevo se vio a un Cid perdido, con dudas, y que no fue capaz de cuajar al mejor toro de la corrida, el cuarto. El de origen Atansio-Lisardo no fue ninguna maravilla, pero en comparación con sus hermanos…daba gloria verlo embestir. Este si tuvo un punto de casta, lo mismito con lo que no contaron los demás. Se movió y humilló bastante, y en definitiva valió aunque no fuera de forma sobresaliente. Del trasteo de Manuel Jesús sólo se salvaron algunos naturales sueltos de mano baja y en los que se templó levemente. El resto fueron ejecutados con el pico, y sin el poso y asentamiento necesarios. Además, y como siempre, no anduvo afortunado en la suerte suprema. El segundo de la tarde fue un completo inválido que, pese a las fuertes y continuas protestas, no sólo del tendido siete, sino del conjunto de la plaza, no fue devuelto a los corrales. Una vez más (y van…) el presidente Julio Martínez se erigió en protagonista al no sacar el pañuelo verde ante las continuas claudicaciones del animal. En esos momentos de indignación colectiva este servidor se acordó de Salva, ese gran aficionado que se hizo famoso con su frase (pronunciada de pie y con resonante voz): “¿A quién, a quién defiende la autoridad?” Pues eso, que el señor presidente nos explique a quién defendió con su incomprensible y vergonzosa decisión. Ante semejante moribundo, el torero de Salteras se quiso justificar alargando la agonía, no sólo de su “enemigo”, sino de todo el respetable.

Y como la pareja sevillana estaría incompleta sin su presencia, Daniel Luque también hizo el paseíllo en la sexta del ciclo isidril. Y Luque hizo lo de siempre, es decir, pegar pases y más pases sin que ninguno de ellos dijera o transmitiese lo más mínimo. Y encima, volvió a dar muestras de una fea costumbre que atesora y que se basa en encadenar muletazos colocado en la oreja del toro con la mínima exposición. En resumen, entre la falta de casta y transmisión de su lote (con un quinto tan noble como soso), y sus interminables labores carentes de toda emoción…la tarde se hizo aún más larga. Y mañana, 15 de mayo, día grande con la corrida del santo patrón y algunos de los triunfadores del pasado San Isidro: Alcurrucén y Sebastián Castella. Que el santo labrador anime la feria…

6ª de abono Feria de San Isidro. Las Ventas. Con más de tres cuartos de entrada en los tendidos, se lidiaron 6 toros de El Puerto de San Lorenzo, desiguales de presencia aunque la mayoría muy justos a excepción del serio y cuajado 6º, y de manso, blando, y descastado juego en conjunto. Mejores el 4º, que tuvo cierta casta y posibilidades; y el manso aunque con poder 6º.

El Cid: silencio y silencio
Daniel Luque: silencio y saludos
López Simón (que confirmaba alternativa): saludos tras aviso en ambos

Foto: Javier Arroyo

1 comentario:

  1. Alejando creo que por esta vez no eres justo con el Cid.
    Al único animal con casta de la tarde fue capaz de someterlo, mandarle y a partir de la segunda tanda, bajarle la mano y cuajar un par de series de naturales como en sus mejores tiempos. Sin duda todo gracias al temple que ayer evidenció.
    La corrida de ayer se ha corrido mucho en el campo y eso se reflejó en el ruedo, caras muy sueltas, falta de fijeza, demasiado corretones, falta de remate, son las consecuencias de tanta carrerita en la dehesa. Ese cuarto toro también acusó tanta carrera, pero el único que de verdad fue capaz de solucionar esos problemas fue el Cid, bajando la mano, templando y en definitiva mandando. Por supuesto que no fue un faenon, que a lo mejor es verdad que estuvo un tanto conformista y tenía que haber apostado un poco más para que la faena alcanzara mayores vuelos, pero, a mi parecer, ayer vi un par de tandas con la zurda al Cid como en sus mejores tiempos a un toro que no era fácel dárselas.
    Al César lo que es del César. Espero entiendas mi matización.

    Saludos y enhorabuena por el trabajo que estás haciendo durante todo S. Isisdro

    Emilio Pérez

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