miércoles, 1 de mayo de 2013

1ª Feria de la Comunidad de Madrid

"OREJAS QUE SE FUERON INTACTAS"

Variada e interesante novillada de El Montecillo que sortea hasta tres ejemplares de grandes opciones. Emilio Huertas, que da una vuelta al ruedo, el mejor de la terna.


Comenzaron las intensas (y a veces interminables) semanas de actividad taurina en Las Ventas. Aunque hasta el próximo jueves 9 de mayo no dará comienzo San Isidro, Madrid ya huele a Feria...y a toros. Hoy y mañana tiene lugar en la Monumental el preámbulo del gran ciclo taurino de la temporada. La Feria de la Comunidad de Madrid vuelve a conformarse un año más con una novillada picada y la tradicional corrida Goyesca del 2 de mayo. Hoy todos los que volvíamos al coso de la calle de Alcalá, después de bastantes meses, nos mostrábamos sonrientes, esperanzados, ilusionados...algo poco común en estos tiempos que corren, y más si de lo que hablamos es de la fiesta de los toros. Seguramente según transcurran los días y semanas ese semblante y esa actitud se irán tornando, pero por ahora...hay que ser optimista. Y la verdad es que la cosa no ha empezado del todo mal esta tarde en la novillada que abría el serial de la Comunidad.

Inicialmente se habló de que la divisa que se lidiaría el primero de mayo llevaría los colores de la santacolomeña Hoyo de la Gitana, aunque finalmente fue anunciada la de El Montecillo, de procedencia Juan Pedro Domecq. El cambio nos fastidió a muchos, aunque finalmente no ha salido mal. No sabemos como habría embestido la del Hoyo de la Gitana, pero lo que sí sabemos es que el encierro de Paco Medina ha puesto en bandeja el triunfo de los novilleros actuantes, concretamente el de Imanol Sánchez y Emilio Huertas, que se llevaron los mejores lotes. Hubo hasta tres animales que ofrecieron, con distintos comportamientos y matices, muchas posibilidades y que se fueron con las orejas intactas al desolladero. Los jóvenes aspirantes a matadores de toros no estuvieron a la altura de esos tres utreros de El Montecillo, aunque, eso sí, sus actuaciones fueron diferentes.

Sin duda, el que mejor estuvo de la terna fue Emilio Huertas. A punto estuvo de cortar una oreja en el segundo de la tarde, un animal, por otro lado, que era de dos. Mejor astado para un torero…imposible. El de El Montecillo, “Bohemio” de nombre, inspiró a más de uno con su desbordante nobleza, temple y calidad. Para mí gusto le faltó un poco más de picante, de fiereza, aunque claro, si lo hubiera tenido habría sido sobresaliente. El de Paco Medina ya demostró de salida sus buenas intenciones. Siempre acudió a los cites humillado y luego en la muleta se movió con absoluta dulzura y franqueza. Abrochadito por delante y algo escurrido de los cuartos traseros, el del hierro toledano colaboró en un gran tercio de banderillas. Los culpables del lucimiento fueron dos hermanos, José y Ángel Otero. Uno con el capote y otro con los palos, sencillamente estuvieron magistrales. Se desmonteró el que pareaba, Ángel Otero, aunque luego en el quinto fue José el que repitió el ritual tras otros dos sobresalientes pares. Tras el buen segundo tercio, Emilio Huertas elaboró una faena demasiado breve en la que anduvo templado y relajado, pero en la que no cuajó al buen “Bohemio”. Hubo una notable serie al natural, pero sólo una. En el resto no bajó la mano todo lo que hubiera sido preciso y, como es costumbre, retrasó la pierna de salida sin cargar la suerte. Faltó precisamente más mano baja y más adelantar la pierna que torea. Un vicio este de retrasar la pierna que ya se ha convertido en una verdadera epidemia endémica en la Tauromaquia del siglo XXI. Tras una certera estocada, el novillo tardó en caer, pero el público pidió mayoritariamente la oreja. El Presidente se hizo el duro y finalmente no concedió el trofeo. Una vuelta al ruedo dio Huertas, aunque en el ambiente quedó la sensación de que no llegó a cuajar a su enemigo. Y en el quinto no tuvo tanta suerte. Tuvo también movilidad este de El Montecillo, aunque ya no la misma clase ni ritmo en las embestidas que su hermano. Trasteo sin excesos el del novillero de Santa Cruz de Mudela que no terminó de romper en ningún momento. Su actuación no tuvo precisamente un buen broche, pues protagonizó un verdadero mitin con la espada con más de cinco pinchazos para poder pasaportarlo.

Un lote encastado fue el que se llevó Imanol Sánchez que, pese a que debutó con picadores hace casi cinco años, aún no se había presentado en Madrid. La empresa por fin le contrató y tuvo dos novillos para abrir la puerta grande. Mejor suerte a la primera es difícil. Sus dos oponentes es verdad que no tuvieron la exquisita nobleza del segundo, pero sí que contaron con otra indispensable y obligatoria condición: la casta. El que abrió plaza, correcto de presentación, cumplió en el caballo y llegó alegre a banderillas, tercio que ejecutó el matador. El segundo y tercer par fueron comprometidos, el novillero de Zaragoza clavó en la cara con exposición. Antes, el mismo Imanol Sánchez y previamente Emilio Huertas, intervinieron en el turno de quites. Uno por chicuelinas y otro intentando el toreo a la verónica, hubo más voluntad que acierto. Ya en el tercio de muleta, el ejemplar de El Montecillo demostró castita e intensidad en su embestida, sobre todo en la primera parte del trasteo. En ocasiones tuvo el defecto de salir con la cara un poco alta desluciendo los muletazos. Por otra parte, tuvo la virtud de la prontitud. Imanol Sánchez evidenció ganas y voluntad, pero poco o nada se puede rescatar de lo que ejecutó. Siempre con el compás excesivamente abierto, el toreo que brotó de sus muñecas no fue estéticamente agradable. Además, no se acopló en ningún momento en una larga faena construida casi en el centro del ruedo. Tras un pinchazo y una estocada de fea colocación, fue silenciado. El cuarto, bien presentado y más cuajado que los ejemplares que le precedieron, fue sometido a un durísimo e injustificado castigo en varas. A pesar de ello, “Habanero” no perdió las manos y llegó al tercio final con poder y emoción en sus embestidas. Se rajó desde el principio, pero fue un claro ejemplo de toro manso encastado. Mejor a favor de querencia, el animal humilló a pesar de sus constantes huidas a tablas. Imanol Sánchez recayó en los mismos errores que en su primero y tan sólo se salvaron un par de naturales templados logrados ya al final. Tras otro espadazo defectuoso, saludó una ovación de sus partidarios en medio de algunas protestas y tras aviso.

En tercer lugar actuaba Juan Millán, que también hizo su presentación en Las Ventas. Desgraciadamente, nadie se acordará de su paso por Madrid. A él le correspondió el lote de menos opciones. Sus dos enemigos tuvieron nobleza, pero vino acompañada de una manifiesta carencia de casta y también de fortaleza en el caso del que cerró el festejo. Millán, siempre con la muleta retrasada y ejecutando medios muletazos, no despertó el más mínimo interés en dos labores largas y anodinas. Pese a que saludó por su cuenta desde el tercio en el tercero, su primer paso por el coso venteño fue silenciado.

1ª Feria de la Comunidad de Madrid. Con 1/5 de entrada en los tendidos, se lidiaron 6 novillos de El Montecillo, desiguales de presencia con algunos justitos y otros más cuajados. Encierro de variado comportamiento del que sobresalieron el encastado 1º, el manso encastado 4º y el buen y noble 2º.

Imanol Sánchez (presentación en Madrid): silencio tras aviso y saludos tras aviso
Emilio Huertas: vuelta al ruedo tras petición y silencio tras aviso
Juan Millán (presentación en Madrid): saludos tras aviso y silencio tras aviso

Foto: Javier Arroyo

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