UN VALIENTE MEJICANO
Arturo Macías realizó lo más destacado, o mejor dicho, lo único destacable de la sexta corrida del ciclo isidril. El mejicano, aún falto de oficio y técnica, al menos mostró ganas de triunfar y mucho valor, algo que tal como se está desarrollando la feria es de agradecer.
Otra tarde más la corrida anunciada no había pasado el reconocimiento veterinario y los aficionados se esperaban lo peor de la siempre fallida corrida de Martelilla. Y esos presajios se cumplieron ya que, además de la falta de fuerza, casta y bravura, la corrida estuvo mal presentada. Varios ejemplares que saltaron al ruedo fueron fuertemente protestados por el respetable por impropios de la primera plaza del mundo. Terciados y sin remate los toros de Martelilla volvieron a defraudar en su comparecencia en Las Ventas. Ni el remiendo de Navalrosal ni el sobrero de Hnos. Domínguez Camacho mejoraron el aspecto ganadero. Uno por inválido y otro porque siempre calamocheó y tuvo un movimiento y una embestida desclasada.
Miguel Abellán y César Jiménez pasaron sin pena ni gloria por el ruedo venteño. Ambos lo intentaron justificándose pero sus faenas nunca llegaron a calar en el público.
La ambición y la voluntad que les faltó a éstos, le sobró al confirmante Macías que, a pesar del pobre juego de su lote, puso todo de su parte y el público lo agradeció brindándole una gran ovación a la muerte del último toro del festejo.
Alejandro Martínez Lorenzo
Otra tarde más la corrida anunciada no había pasado el reconocimiento veterinario y los aficionados se esperaban lo peor de la siempre fallida corrida de Martelilla. Y esos presajios se cumplieron ya que, además de la falta de fuerza, casta y bravura, la corrida estuvo mal presentada. Varios ejemplares que saltaron al ruedo fueron fuertemente protestados por el respetable por impropios de la primera plaza del mundo. Terciados y sin remate los toros de Martelilla volvieron a defraudar en su comparecencia en Las Ventas. Ni el remiendo de Navalrosal ni el sobrero de Hnos. Domínguez Camacho mejoraron el aspecto ganadero. Uno por inválido y otro porque siempre calamocheó y tuvo un movimiento y una embestida desclasada.
Miguel Abellán y César Jiménez pasaron sin pena ni gloria por el ruedo venteño. Ambos lo intentaron justificándose pero sus faenas nunca llegaron a calar en el público.
La ambición y la voluntad que les faltó a éstos, le sobró al confirmante Macías que, a pesar del pobre juego de su lote, puso todo de su parte y el público lo agradeció brindándole una gran ovación a la muerte del último toro del festejo.
Alejandro Martínez Lorenzo
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