lunes, 17 de mayo de 2010

Crónica 11ª Feria de San Isidro 2010


CUANDO HAY TOROS...

Pues sí, hoy, por fin, hubo toros con posibilidades en la Monumental de Las Ventas. Si toda la presente Feria de San Isidro se estaba caracterizando por el escasísimo juego del ganado, hoy en la 11ª de San Isidro hubo cuatro toros, incluso cinco, de triunfo. Y para pesar de los aficionados, todos los ejemplares se fueron al desolladero con las orejas puestas. Fue una pena. Y más pena aún dio ver las actuaciones de los tres diestros que se anunciaban en cartel. Los tres perdieron la puerta grande o, al menos, tocar pelo. Y esto es más preocupante aún si los espadas que desaprovechan una corrida de triunfo, como la de Los Bayones, son tres toreros sin contratos y que sólo tienen una posibilidad al año de demostrar que quieren ser toreros.

Gabriel Picazo desaprovechó un lote de grandes posibilidades. Durante toda su actuación, hizo reiterado uso del pico, y siempre estuvo fuera de cacho. Dejó patente un concepto puro del toreo en un par de series por el pitón derecho a su primero, un astado que tuvo clase y que siempre acudió humillado a la muleta del madrileño. Además, cogió muy tarde la muleta con la zurda y la faena se vino abajo. Tras ser cogido sin consecuencias y dejar una estocada muy perpendicular, saludó una ovación. Con el cuarto, un remiendo de José Luis Pereda que tuvo recorrido y buena condición por ambos pitones, Picazo, de nuevo, estuvo descolocado y tan sólo ejecutó varios remates por debajo de templado trazo.
Emilio de Justo escuchó los tres avisos en su primer toro. El segundo de la tarde fue un ejemplar que tuvo emoción en las embestidas y fue noble. Con él, Emilio ejecutó varias tandas estimables de derechazos, pero que fueron de tres muletazos y el de pecho. Mucho menos de lo que el toro ofrecía. Tras pinchar en diez ocasiones y fallar otras tantas con el descabello escuchó los tres avisos. El quinto fue un toro con más complicaciones porque solía derrotar al final de los muletazos. Esta condición se acrecentó por la mala lidia a la que fue sometido. A pesar de esto, en la muleta, cuándo se le llevó templado y se le enganchó, el toro respondió regalando buenas embestidas por abajo. De Justo no se acopló con el astado y, éste enganchó en repetidas ocasiones la muleta del torero.

Nada pudo hacer Israel Lancho con su primero. El tercero de la tarde, otro remiendo de José Luis Pereda, fue el garbanzo negro de la corrida. Muy probón, se quedaba corto e iba a cazar al torero. Además no tuvo ninguna clase. El que si tuvo clase y duración fue el sexto del encierro, otro buen toro de Los Bayones que embistió con nobleza y humillación a la franela de Lancho. Éste no se acabó de encontrar a gusto y, muy cerrado en el tercio, terminó una faena en la que no realizó nada destacable. El toro, aburrido, acabó rajándose.

En definitiva, que cuando hay toreros, como algunos de los que han pisado el ruedo venteño a lo largo de la feria, no hay toros. Y cuándo hay toros, como hoy, no hay toreros.


Alejandro Martínez Lorenzo


Fotos: Cabrera

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