martes, 27 de marzo de 2012

Artículo de opinión

"EL TORISMO VENCIÓ EN CASTELLÓN"

El final de la Feria de Fallas me impidió, la semana pasada, escribir sobre el balance de otra de las primeras ferias importantes de la temporada, la de Castellón. Aunque la atención informativa se centró principalmente en las Fallas valencianas, la mirada de todos los que nos consideramos aficionados al toro antes que nada, se dirigió hacia la plaza de toros de Castellón. Para suplir las numerosas ausencias de las llamadas figuras del toreo actuales, el empresario de ese coso taurino levantino, Enrique Patón, decidió apostar por el "torismo". Tengo que decir, antes de nada, que no me gusta nada eso de "torismo" y "torerismo", creo que esas palabras no se ajustan a la realidad pues tanto el toro, como el torero son indispensables en la fiesta de los toros y sin uno de ellos no sería posible el desarrollo de la tauromaquia. Pero ya que con estos términos todos nos entendemos, los utilizaré para referirme (por toristas) a aquellos aficionados que consideran al toro el verdadero protagonista del espectáculo. El gran ganadero Victorino Martín siempre dice que nos demos cuenta de como se llama esta fiesta, la fiesta de los toros y no de los toreros. Hoy en día, parece que vivimos en las antípodas de estas ideas. En la actualidad a la mayoría de la gente solo le interesa y le importa lo que hagan los toreros, o mejor dicho, lo que haga Manzanares, El Juli, Talavante...pero el toro no les importa lo más mínimo. Mucho daño han hecho esos términos inventados por Juan Pedro Domecq del toro "artista" y la toreabilidad. Y también ha hecho mucho daño la concepción que se tiene hoy en día del toro: para la mayoría de los toreros el toro no es un enemigo, debe ser un colaborador que se preste al lucimiento para que ellos consigan realizar una obra de arte. Y aquí radica el principal mal de la fiesta en este momento: se ha perdido la idea de que el toro es un animal salvaje, peligroso y que es una fiera a la que a base de valor, inteligencia y técnica hay que dominar para después realizar arte. Pero ese arte tiene que surgir después de haber dominado a la bestia y ese arte se tiene que realizar ante un animal bravo, encastado y poderoso y no uno noble y que, como dicen hoy en día, se "deje". Esta nueva fiesta de los toreros que no de los toros es la que hoy vemos la mayoría de tardes y en la mayoría de plazas, pero gracias a Dios aun nos quedan esperanzas, sobre todo después de ver lo que sucedió en Castellón. Como decía, la feria de la Magdalena de Castellón se planteó sobre la base del toro y se organizaron duelos ganaderos entre hierros de los mal denominados "toristas". Y hay algunos que se han atrevido a decir que esas ganaderías además de "toristas" y duras eran malas. Quién diga que los hierros de Victorino Martín, Cuadri y Miura son malos es que, simplemente, no tiene ni idea de toros. Estas tres ganaderías son historia viva de la tauromaquia, tres de las vacadas que más tarde de gloria han dado a los aficionados y a la fiesta de los toros en general. Hoy en día parece todo un acontecimiento y una gesta el que los matadores y, ni que decir, las figuras se anuncien con este tipo de ganaderías. Pues bien esto pasa desde hace diez o quince años pero el anunciarse con Miura, Victorino y Cuadri antes era lo común y nadie se escandalizaba. Pero hasta este punto llega hoy en día la comodidad y, porqué no decirlo, la cara dura de las "figuras" del toreo. Pues bien en Castellón se programaron tres días de duelos ganaderos entre estos tres hierros. Los "miuras" se enfrentaron a los "cuadris", después los "cuadris" a los victorinos" y, finalmente, los "miuras" a los "victorinos". Yo tenía mis serias dudas de que el público respondiera a tan gran acontecimiento, pero la sorpresa fue el comprobar como estos duelos ganaderos de primer nivel fueron un auténtico éxito de público y también artístico. Más allá de las orejas cortadas o de las puertas grandes conseguidas (que hubo unas cuantas), lo que se vio en Castellón hace dos fines de semana fue sencillamente la verdadera y auténtica fiesta de los toros. Toros de excelente presentación y trapío, astados bravos y encastados que acudieron cuatro, cinco y seis veces desde lejos a los caballos de picar, animales que no regalan sus embestidas por su gran casta y bravura pero que también sacan nobleza...y, por supuesto, toreros valientes que se juegan la vida con verdad y sin ventajas. Esa es la verdadera fiesta de los toros y la otra, no me interesa.

1 comentario:

  1. Mas claro no canta ni Placido Domingo, quien creéria que eres joven? seguiremos visitando tu blog, saludos.

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