viernes, 16 de marzo de 2012

Crónica 6ª Feria de Fallas 2012

"LA SUERTE DE TEJELA"

No es ningún secreto que la suerte es azarosa, caprichosa y que se suele comportar de forma imprevisible. Tampoco es ningún secreto que hay distintas clases de toreros, los que tienen suerte en los sorteos y los que no. Pues bien, el caso de Matías Tejela es uno de esos en los que la suerte ni es imprevisible ni azarosa, y si caprichosa. Para decirlo de forma directa, el torero madrileño no puede tener más suerte porque es imposible. Tejela es, junto a Manuel Jesús “El Cid”, el matador con más suerte en los sorteos. Pero a Matías no le sonríe la suerte de vez en cuando, en alguna fecha y plaza concreta, a Matías Tejela le sonríe la suerte prácticamente todas las tardes. Su ejemplo es de estudio porque si nos ponemos a recordar y a contar los grandes toros que le han correspondido en suerte a lo largo de los años, nos podríamos tirar dos días y no terminaríamos. Y, claro, el caso de este torero es mucho más llamativo e injusto porque también estaríamos varios días contando todos los grandes astados que se le han ido sin torear y con las orejas puestas al desolladero. Porque si un torero tiene suerte por la mañana pero luego por la tarde aprovecha la oportunidad, torea y triunfa, todos contentos, mejor imposible. Si fuera ese caso hoy yo seguro que no hablaría de “la suerte de Tejela”, pero desgraciadamente tengo que hablar porque se volvió a repetir la historia en todos los sentidos: a Matías le correspondió el mejor lote (uno de claro triunfo) y Matías no estuvo a la altura, aburrió y en vez de salir a hombros del coso de la calle Xátiva, como exigía el buen lote de Alcurrucén que, salió caminando de la plaza. Y lo malo de todo esto es que, a diferencia de la mayoría de toreros del escalafón, a Matías el que se le fuera un lote de triunfo en una plaza importante por enésima vez, no le pasará factura y tendremos que seguir tragándonoslo en todas las grandes ferias, mientras otras jóvenes promesas permanecen sentadas en sus casas esperando una oportunidad. Así de justo es este mundo de los toros.

LA CORRIDA DE ALCURRUCÉN, DESIGUAL

Se esperaba con expectación la llegada de la corrida de Alcurrucén, sobre todo después de los importantes triunfos de la temporada pasada. El hierro de los Hnos. Lozano se encuentra en un gran momento y hacía ilusión su presencia, un año más, en el ciclo fallero. Tanto la presentación como el juego de la corrida fueron desiguales. En líneas generales la corrida estuvo bien presentada para lo que estamos acostumbrados a ver en Valencia. La mayoría de los ejemplares que saltaron al ruedo tenían seriedad y hechuras, aunque hubo excepciones como la del segundo, que era más alto y muy bizco del pitón izquierdo. El cuarto también estuvo más justito de trapío y, por otro lado, hubo otros de gran seriedad y muy en el tipo de la casa como el ofensivo tercero. Una pintura era el primero, colorado listón, bragado, meano corrido, girón, axiblanco, calcetero, gargantillo y coliblanco. Vamos, poca cosa… Quizás la corrida después se quedó a mitad de camino y no terminó romper tal y como se esperaba, pero de todas formas el encierro de la divisa toledana fue muy interesante, variado y sorteó varios toros de triunfo. El mejor por encastado y bravo fue el segundo, un animal que metió los riñones en el primer encuentro en el caballo y que, luego, en la muleta sacó muchísima casta y emoción en sus embestidas. Reponía en ocasiones y también tenía la tendencia de salir de los muletazos con la cara un poco alta, pero “Relamido” fue un toro importante por la transmisión y el movimiento encastado que tuvo. Además, duró mucho. También duró el buen cuarto, astado este al que le faltó un poco más de fuerza y casta para ser un toro de ensueño. El de Alcurrucén tuvo mucha nobleza y una clase y humillación sobresalientes en la franela de Curro Díaz. Fue una pena que le dieran tanto en el caballo porque el toro lo acusó y se terminó viniendo a menos. Lo mismo le ocurrió al bonito primero, aunque este ejemplar no tuvo la clase de su hermano. El quinto fue otro toro con posibilidades que también sacó fondo bueno y un comportamiento muy propio de Núñez. Sin duda, el peor lote se lo llevó Alberto Aguilar. El tercero fue un animal complicado, muy reservón y áspero. Muy agarrado en el piso, el de la divisa azul y negra nunca terminó de ir metido en la muleta y al final se puso muy mirón poniendo en aprietos a su matador. El sexto no fue mejor ya que también adoleció de una gran falta de casta y clase y se quedaba muy corto en las embestidas que tan a su contra regalaba al diestro madrileño.

TEJELA NO TRIUNFA

Y digo que Matías Tejela no triunfó porque con el lote que le correspondió tenía la obligación de aprovecharlo y triunfar. Pero una vez más, no lo hizo. Por mucho que se empeñen en hacernos ver que Matías es un torero a tener en cuenta y que aún no ha explotado todo su potencial, hace ya muchos años que el madrileño sobra de los carteles. Su puesto lo podrían ocupar otros como Javier Cortés, Sergio Aguilar, Juan del Álamo o Fernando Cruz (solo por decir algunos) que están en su casa de brazos cruzados mientras que otros que llevan media vida en esto siguen desperdiciando oportunidades. Así de justo es este mundo. El segundo fue de esos toros que te pueden encumbrar si apuestas porque el de Alcurrucén, sin ser un toro perfecto tenía muchísima importancia y seriedad en su embestida (es lo que da la casta). A “Relamido” le faltó quizás clase y no terminar derrotando al final de los muletazos, pero le sobró lo más importante: casta y emoción. Duró mucho el negrito de Núñez y ante él anduvo un Tejela destemplado que dio muchos muletazos sin sentido ni calidad. A mí, al menos, no se me ha quedado grabado en la memoria ningún muletazo de los miles que dio. Lo mejor fue que casi no le tocó la muleta, algo fundamental para un toro como ese. Y también es justo reconocer que Matías mató al astado a la primera y de una muy buena estocada que cayó arriba. El premio: una orejita liviana y fácil. Y de no ser por el pinchazo que dejó en el primer intento en el segundo de su lote, seguro estaríamos hablando de puerta grande. Si eso llega a ocurrir, habría sido absolutamente inmerecida y exagerada así que, al final, el pinchazo fue bueno para conservar la poca categoría que le queda a la plaza de Valencia después de los últimos capítulos triunfalistas de tercera. En el quinto se repitió la historia de un torero, Matías Tejela, dando muchos pases sin sentido y un toro embistiendo con nobleza y buen tranco y sin ser aprovechado. No fue tampoco un gran toro ese quinto, pero sí valió y mereció una faena de más calado y brillantez.

EL GUSTO DE CURRO

Curro Díaz firmó lo más destacado artísticamente en la sexta del abono valenciano. El torero de Linares volvió a demostrar porqué está considerado como uno de los matadores con más gusto y clase del escalafón. Aunque en el que abrió plaza se le vio acelerado y en ningún momento a gusto, en el cuarto se pudo redimir ejecutando una faena ligera, que no fue completa ni rematada, pero en la que hubo pasajes de gran belleza e intensidad. Con la naturalidad que le caracteriza, Curro se llevó al dulce cuarto al centro de la plaza y allí consiguió varias series por ambos pitones de mano baja, mucha templanza y sello propio, haciendo disfrutar al respetable. No es Curro torero de faenas largas, a él le vale pegar dos o tres tandas de notables muletazos para sentirse lleno y, a la vez, encandilar al público con su distintiva plasticidad. Yo, al menos, prefiero un trasteo como el de Curro ayer, corto y sin llegar a rematarse pero con algunos muletazos soberbios, a los trasteos largos, mecánicos y vulgares a los que nos tienen acostumbrados otros tantos espadas. Y siempre hablamos del gusto y la clase de Curro Díaz, pero pocas veces nos paramos a reconocer que es uno de los toreros que mejor matan los toros. Pese a estar catalogado como torero artista (con lo que eso conlleva a la hora de ejecutar la suerte suprema), Curro se está convirtiendo en uno de los matadores más certeros y regulares a la hora de tumbar a los toros. Pero no los mata con ventajas y facilidad, lo hace con una gran pureza, tirándose al morrillo muy derecho y saliendo por el rabo.

DISPOSICIÓN DE AGUILAR

Alberto Aguilar solo pudo demostrar disposición, valor y arrojo ya que el lote que le correspondió fue de nulas opciones para el lucimiento. El torero madrileño, acostumbrado a lidiar y matar las corridas más duras y fuertes, llegaba a Valencia anunciado con una ganadería (según él) de garantías y mucho más “buena” que las que está acostumbrado a matar. Aquí, Alberto debería matizar porque que yo sepa Victorino o Cuadri son dos de las mejores ganaderías no sólo de la actualidad, sino de las últimas décadas y por lo tanto no creo que se merezcan ese desaire de ser tachadas como ganaderías “malas” sólo porque tengan casta y se muevan. Una vez hecha esta apreciación, continúo con la crónica de la actuación de Aguilar. Como decía, Alberto tenía fe en que después de tragarse todo lo que otros no han querido tendría la oportunidad de lucir su toreo y sentirse “a gusto” (que es lo que buscan los toreros). Pero la suerte, ese factor caprichoso y muchas veces injusto, no se alió con él y el joven diestro no notó a grandes rasgos la diferencia con lo que está habituado a lidiar. Matías Tejela se llevó el lote bueno, mientras que Aguilar se llevó el lote, pero el lote malo. El tercero se agarró pronto al piso y le costó un mundo embestir a la franela de Aguilar que realizó una faena voluntariosa en la que fue imposible torear como mandan los cánones. En el primer intento con el estoque de verdad la mano se le fue abajo dejando un bajonazo suelto para después volver a entrar consiguiendo una estocada que esta vez si surtió el efecto esperado. El sexto no fue mejor que su hermano y además de descastado y deslucido, tuvo muchas complicaciones, se puso mirón y no tuvo apenas recorrido. Una vez más, Alberto Aguilar lo intentó con insistencia y logró sacar algún muletazo estimable de un pozo completamente seco. Aunque no me terminó de convencer el poco toreo lucido que pudo hacer, sí lo hizo su actitud.

6ª abono Feria de Fallas (Valencia), con menos de media plaza se lidiaron 6 toros de Alcurrucén, desiguales de presentación y juego, aunque en líneas generales bien presentados. Corrida interesante y variada que sorteó hasta tres toros con muchas posibilidades (2º, 4º y 5º) y dos más complicados y deslucidos (3º y 6º). 1º noble y de buena condición pero a menos y sin continuidad en las embestidas; 2º muy encastado y con transmisión; 3º áspero y deslucido, muy agarrado al piso; 4º muy noble y enclasado; 5º noble y repetidor; 6º complicado y deslucido.

Curro Díaz (blanco y oro): silencio y oreja

Matías Tejela (grana y oro): oreja y saludos

Alberto Aguilar (blanco y plata): silencio y silencio tras aviso


Fotos: Rullot

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