martes, 20 de diciembre de 2011

Artículo de opinión

QUE DIOS NOS PILLE CONFESADOS

Ayer mismo conocíamos la decisión de la Comunidad de Madrid de excluir a la UTE Tomás Entero del concurso para la adjudicación de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Si hace una semana terminaba el plazo para presentar las candidaturas y ofertas pertinentes, ayer la Mesa de Contratación encargada de evaluar las distintas ofertas presentadas para concursar por la primera plaza del mundo, hicieron pública su decisión de excluir de dicho proceso a la segunda empresa que se había presentado. Como todos recordarán hace varias semanas se presentó en rueda de prensa la oferta de la empresa Taurodelta para concursar por el coso que ha gestionado en los últimos años. Y en esa rueda de prensa se presentó oficialmente la unión de tres de las empresas mas poderosas e influyentes del sector: los “choperitas” padre e hijo se aliaban con uno de sus principales oponentes y rivales: Simón Casas. El empresario francés resignado porque sabía que, de nuevo, la CAM no le concedería la plaza con la que tanto tiempo lleva soñando gestionar, decidió “bajarse los pantalones”, dejar de lado sus propuestas e iniciativas “revolucionarias” para salvar la fiesta e integrarse en la empresa a la que tanto había atacado. Junto al dúo formado por los “choperitas” (José Antonio Martínez Uranga y su hijo Manuel Martínez Erice) y Simón Casas, entraba también en Taurodelta Toño Matilla, otro taurino de “postín”. La noticia de la unión de fuerzas de estos empresarios para formar la nueva Taurodelta y presentar una candidatura invatible y sin precedentes para hacerse con el coso venteño fue una auténtica “bomba de relojería” que no dejó a nadie indiferente en el mundo del toro. Parecía que nadie se iba a presentar al concurso por Las Ventas porque todo el mundo sabía que la concesión de la plaza era ya un hecho, pero Tomás Entero no se resignó, se unió a varios empresarios como Rui Bento y Beca Belmonte y presentó su candidatura para un coso al que ya había aspirado en numerosas ocasiones. Pero su oferta era una mera anécdota en este proceso y así se confirmó en el día de ayer al ser expulsada del concurso. Ahora Taurodelta se queda sola por lo que podemos decir que será la empresa que gestione la plaza madrileña durante las próximas temporadas. Para algunos esta noticia será positiva, pero para mí no. El nacimiento de esta nueva Taurodelta ha sido un auténtico golpe de estado porque ha imposibilitado que otras empresas pudieran presentarse al concurso con alguna posibilidad y porque lo que se necesita en este momento en la fiesta es competencia, una competencia que haga que los distintos estamentos de la fiesta se esfuercen y se encaminen en solventar los numerosos problemas que sufre actualmente el espectáculo. Tenemos que recordar que Taurodelta ha sido la empresa que ha gestionado destastrosamente mal el coso de Las Ventas durante las últimas temporadas. Los aficionados madrileños (entre los que me incluyo) estaban hartos de estos señores y lo que necesitaba Madrid era un cambio, no más de lo mismo porque no les quepa duda que lo que sucederá en los próximos meses y años en Las Ventas será un reflejo de lo que ha pasado estos últimos años. Los “choperitas” lo han hecho muy mal pero es que en Madrid desembarcará el “productor de arte” Simón Casas que para mí es el rey del toro chico y un empresario absolutamente “torerista”. Ahí están Nimes y Valencia, ahí está el toro que ha salido en esas plazas desde que el señor Casas es su empresario. Era una auténtica amenaza que este señor llegara a la plaza más importante del planeta taurino, pero si lo hace de la mano de los que se han estado cargando la afición de Madrid los últimos años, la cosa es todavía peor. Y por si todo esto fuera poco, hay que sumar a otro de los empresarios que menos se preocupan del toro y del aficionado: Toño Matilla. Hay que esperar y no quiero ser agorero, pero el que avisa no es traidor y yo solo puedo decir ante este “triunvirato” empresarial lo siguiente: Que Dios nos pille confesados porque, que no se nos olvide, del futuro de Las Ventas depende el futuro de la fiesta de los toros y lo que pase en su ruedo será la mejor arma para salvar o, definitivamente, acabar con el arte del toreo.

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