martes, 15 de noviembre de 2011

Artículo de opinión

EL MEXICANO, UN TORO MÁS QUE "CÓMODO"


Una vez terminada la temporada en España, la actualidad taurina se traslada hasta el continente americano dónde durante los próximos meses se celebrarán las distintas ferias taurinas que componen la temporada americana. La mayoría de las figuras del toreo cruzarán el charco para tomar parte, junto a los diestros locales, en los ciclos taurinos que se celebren en México, Colombia, Perú, Venezuela o Ecuador. Y una de las ciudades que concentrarán la atención de los aficionados será la de México D.F. donde ya ha comenzado a celebrarse “su” Temporada Grande. En el coso de “Insurgentes” (el más grande del mundo), se medirán las figuras del toreo más importantes de España y México. Ya han hecho su aparición diestros como Enrique Ponce, Alejandro Talavante, Arturo Saldívar o Diego Silveti y aún quedan muchos más que pasarán por esa importante plaza de toros. Hasta aquí todo bien, pero aún no hemos hablado del otro factor fundamental en el arte del toreo: el toro. Y voy hablar para denunciar el impresentable toro que las figuras del toreo lidian en México capital y en la mayoría de ferias americanas. Cansados del toro y del público español, mucho más serio y exigente, las figuras del toreo hacen gustosas el viaje a tierras americanas sabedoras de que allí cobrarán grandes sumas de dinero, cortaran muchas orejas y rabos y, lo mejor, lo harán ante astados de pobre presencia y de un comportamiento noble y dulce hasta extremos insospechados. Ya se han comenzado a producir los primero triunfos “históricos” y no tardarán en llegar las declaraciones de las figuras españolas alabando la amabilidad y benevolencia del público mexicano y acusando de dureza e insensibilidad a la afición española. Digo que no tardarán porque todos los años pasa lo mismo. No me parece bien que América y en concreto México sea como el patio de recreo de las figuras del toreo porque creo que se le está tomando el pelo a los aficionados de ese continente, pero lo puedo llegar a admitir si prácticamente esos triunfos pasan casi desapercibidos aquí en España. Lo que no admito es que en todos los medios taurinos se comience a propagar durante los próximos meses ese triunfalismo al que nos tienen acostumbrados cuando las “figuritas” matan su “torito” entre los oles y el entusiasmo de unos aficionados que se fijan mucho en las labores y en las “obras de arte” de los toreros y poco en el oponente que éstos tienen delante, el toro. Si las figuras del toreo hacen y deshacen a su antojo en la mayoría de cosos españoles, lo de América y México ya es de juzgado de guardia pero parece que allí nadie dice nada. Cuándo las figuras se enfrenten a un toro digno en tierras americanas yo daré valor y me interesaré por sus triunfos y por esas tardes históricas y gloriosas que tanto se repiten al otro lado del Atlántico. Mientras que en la que se supone es una de las plazas de toros más importantes del mundo (la de México D.F.) se sigan lidiando encierros como los estoqueados los pasados fines de semana por Ponce o Talavante, un servidor tomará sus triunfos y grandes faenas como anécdotas invernales mientras espero el comienzo de la próxima temporada en nuestro país.

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