domingo, 28 de febrero de 2010

YIYO, RECUERDO DE UNA TAUROMAQUIA DE ESCUELA

VIII Semana Taurina de San Sebastián de los Reyes

4º Coloquio (Jueves 11 de febrero de 2010)


YIYO”, RECUERDO DE UNA TAUROMAQUIA DE ESCUELA.


El pasado jueves, día 11 de febrero, tuvo lugar en los salones multiusos de la plaza de toros de San Sebastián de los Reyes el cuarto coloquio de la VIII Semana Taurina de la localidad madrileña. El cartel de “No hay billetes” en la sala presagiaba un cartel de excepción. Los matadores de toros Jose Miguel Arroyo “Joselito”, Jose Pedro Prados “El Fundi”, Jose Luis Bote, Andrés Caballero, y el periodista Alfonso de Santiago conformaban el cartel de lujo en homenaje a José Cubero “Yiyo”. El próximo 30 de septiembre se cumplirán 25 años de la trágica muerte del diestro madrileño en la plaza de toros de Colmenar Viejo, y la Peña Taurina Real quiso recordar la figura del malogrado matador invitando a los que mejor le conocieron. Sus compañeros y amigos de la Escuela de Tauromaquia de Madrid quisieron rememorar los valores inculcados en la Escuela “Marcial Lalanda”de Madrid, de la cuál fue máximo exponente “Yiyo”.

José Cubero “Yiyo” fue un gran torero, al que hay que tener siempre en el recuerdo, porque consiguió ser lo que muchos no llegaron a ser, y además en muy poco tiempo: figura del toreo. Lo hizo con tan sólo 21 años y en una brevísima, pero brillante, carrera. Fue uno de los llamados “Príncipes del Toreo” durante los primero años de la década de 1980. Y “Yiyo” no sólo aportó valor y magisterio al toreo, sino, también, la verdad intrínseca de este arte: la muerte.

“Joselito” lo recuerda como un amigo y, sobre todo, como un Dios de la Tauromaquia. Una figura sin precedentes que hubiera mandado, indiscutiblemente, en el toreo si no hubiese ocurrido la tragedia de Colmenar. Para él fue una persona muy cercana y cariñosa, que le ayudó a darse cuenta que el milagro de convertirse en figura del toreo se podía conseguir, pero, también, le hizo plantearse si merecía la pena el día de su trágica muerte.

“El Fundi”, por su parte, tiene el recuerdo de un gran torero que poseía algo distinto, peculiar, que le permitió ser, junto a un entrenamiento continuo, figura del toreo. Él no compartió clases con “Yiyo” en la escuela taurina de Madrid, pero le conoció timidamente en alguna ocasión, en la que le transmitió, al igual que a “Joselito”, una gran cercanía y bondad.

Emocionado, Jose Luis Bote recordó a “Yiyo” con infinidad de anécdotas personales, ya que compartió con él gran parte de su juventud. Recapituló un gran número de anécdotas en la Escuela de Tauromaquia de la capital, entre ellas, las novatadas que realizaba a los alumnos más jóvenes de la escuela. Al mismo tiempo, mencionó diferentes faenas y actuaciones destacadas en la carrera de “Yiyo”. También lo recuerda como una persona muy bromista que siempre daba ánimos a las personas de su entorno. Fue para él “duro, sincero, y transparente en lo personal, y con una capacidad sin límites en lo profesional”.

Como torero, todos destacaron de “Yiyo”, no sólo su poder, raza, y ambición, sino, también, su clase y gusto al torear. Según ellos, Jose Mª Manzanares (padre) fue el espejo en el que se miró José, tanto en su concepto del toreo, como en sus trajes de torear. Torero profundo, también destacó por su variedad con el capote.

“Joselito”, “Fundi”, “Bote”, y Andrés Caballero, además, mencionaron el alto grado de exigencia, por parte de público y empresas, al que se vio sometido “Yiyo” durante su última etapa, especialmente en Madrid.

Y como anécdota polémica del coloquio, “Joselito” reivindicó el nombre de José Cubero “Yiyo” para la Escuela de Tauromaquia de Madrid, por ser el máximo exponente de los valores inculcados en esta institución.


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