domingo, 11 de mayo de 2014

Crónica 2ª Feria de San Isidro 2014

"DEL ÁLAMO QUIERE"

Oreja para Juan del Álamo y ruina ganadera de Martín Lorca
Juan del Álamo sabía que era su tarde y así llegó a Madrid. Si la preparación física en un torero es fundamental, la psicológica lo es más. Y el salmantino sabía que este San Isidro debe ser el de su consolidación como uno de los matadores jóvenes con mejores condiciones y mayor proyección. Ya lo demostró como novillero y el año pasado como matador en plazas como esta misma de Las Ventas. Y ayer, a base de mucha firmeza, valor y claridad de ideas se marchó con la primera oreja de esta feria. La cortó del tercero, un sobrero de El Vellosino que saltó al ruedo en sustitución del inválido titular de Martín Lorca y que, a la postre, fue el mejor de la tarde. Mansito y moviéndose muy suelto en los primeros tercios, “Inclusero” rompió a bueno en la muleta sacando buen fondo por su nobleza y calidad, acompañadas estas cualidades con una extraordinaria fijeza que mantuvo hasta el final y un templadísimo tranco que supo aprovechar a la perfección su matador. Del Álamo, que lo había recibido gustándose a la verónica construyó una faena maciza, sobre todo por el pitón derecho, en la que llegaron series verdaderamente buenas y en las que bajó mucho la mano y toreó con profundidad. Retrasó un poquito la pierna de salida bien es verdad, pero poco, y eso hoy en día es algo casi positivo. Por momentos el toreo fue de demasiado compás abierto, aunque el salmantino intentó encajarse y ganar un paso a su enemigo para quedarse colocado en el siguiente muletazo y ligar con brillantez. La plaza rompió como sólo lo hace Madrid y tras una muy buena estocada cayó ese trofeo unánime y de peso. Y la tarde podría haber sido de gloria para él porque a punto estuvo de llevarse otro apéndice en el que cerraba plaza. Esta vez la espada se cruzó en su camino. La espada y el descastado y deslucido juego de su oponente. El sexto se arrancó al caballo con prontitud y alegría, pero fue mentiroso pues después no metió los riñones en el peto como un verdadero toro bravo. Y en la muleta duró un suspiro. Si acaso tres series. Después de eso…la nada. Vamos, como sus hermanos. Cuando no hay fondo, pasa lo que pasa. En este tuvo más mérito todavía el joven Juan del Álamo pues lo hizo él todo. “Si no embiste el toro, embiste tú” Y eso hizo. Como en las manoletinas finales que se inventó y en las que el astado apenas se movió. Tampoco en la estocada porque ya era un cadáver andante. Así, tras varios pinchazos, saludó una ovación como reconocimiento a su disposición, notable tarde y a la fuerte voltereta que minutos antes que había propinado este mismo animal.

Y el resto fue para olvidar. La corrida de Martín Lorca, como la del día anterior de Valdefresno, fue una auténtica ruina. Encierro grandón y serio que no tenía la casta y el fondo suficiente para soportar semejantes esqueletos. Mansos en varas, todos llegaron casi sin vida al último tercio convirtiendo en anodino e insoportable el espectáculo. El primero tuvo algo más de duración y calidad, pero tampoco anduvo sobrado de transmisión. Con semejante material, poco pudieron hacer Ángel Teruel y Miguel Tendero. Éste último, que sustituía al herido David Galván, puso muchas ganas desde el principio, pero se estrelló contra un lote infumable. Además, se le nota que torea poco y anda destemplado. Por su parte, Teruel, en el primero de sus dos paseíllos este San Isidro, demostró su concepto clásico y buenas formas, pero también que anda justito de corazón. Se mostró desconfiado e inseguro a pesar de que se intentaba colocar bien y con pureza. Por ello fue tratado con bastante dureza por parte del público que hasta le pitó por hacer un quite en el sexto. 

2ª Feria de San Isidro. Con algo más de media plaza, se lidiaron 5 toros de Martín Lorca, bien aunque desigualmente presentados, serios y grandones por fuera, y mansos y descastados por dentro; y 1 (3º bis) de El Vellosino, feo, cinqueño, zancudo, mansito que sacó buen fondo y calidad en la muleta.

Ángel Teruel: silencio y silencio
Miguel Tendero: silencio en ambos
Juan del Álamo: oreja y saludos tras aviso

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