sábado, 28 de septiembre de 2013

Crónica novillada en Algemesí

LA BRAVURA DE DOS NOVILLOS;
LA PUREZA DE UN NOVILLERO

Interesante novillada de Guadaira que sortea dos ejemplares de nota, uno premiado con la vuelta al ruedo. Sin trofeos destaca el valor y concepto de Martín Escudero, mientras que Posada de Maravillas se hace con una oreja.


La localidad valenciana de Algemesí es uno de esos escasos oasis que aún perduran en el, cada vez más extenso, desierto de plazas y ferias en decadencia marcadas por la pérdida de festejos y espectadores. En Algemesí parece que la crisis no ha llegado, o ha pasado de largo. En este municipio levantino, en vez de reducir, se aumentan festejos y la plaza se llena todos los días. En total, diez novilladas que se celebran en una plaza improvisada montada una vez al año por las propias peñas y vecinos del pueblo. Algemesí hace tiempo que se consolidó como uno de los ciclos más importantes para los novilleros, pero aún sobresale más en unas circunstancias dramáticas para todos los aspirantes a matador de toros. Y es que en esta localidad tan cercana a la capital del Turia, la sociedad no ha roto su vínculo con la fiesta de los toros. Aquí, la Tauromaquia se vive como un rito fundamental sin el que no se entenderían sus fiestas patronales. Desde los más jóvenes a los más mayores del lugar, todo el mundo colabora y participa y, de esta forma, su “Setmana de Bous” se erige como una feria de salud envidiable.

Para el séptimo festejo del ciclo de este 2013 estaba anunciada una novillada de Guadaira para Martín Escudero y Posada de Maravillas. Y, aunque tan sólo se cortó una oreja, el espectáculo no fue para nada aburrido. Interesante cuanto menos resultó el encierro de la divisa sevillana de procedencia Jandilla. De los cuatro lidiados, destacaron los sorteados en segundo y cuarto lugar, precisamente los del lote del nieto de Juan Posada. Al primero de sus dos enemigos, el corrido en segundo lugar, se le concedió la vuelta al ruedo en el arrastre como premio a su noble, pero encastada condición. Humilló siempre y fue a más durante la lidia, aunque su matador tardó en acoplarse con él y tan sólo al final extrajo parte de las virtudes que atesoraba el astado. Fueron numerosas las series en las que el joven novillero extremeño no acertó ni en distancia, ni en altura. A pesar de las dudas del torero, el de Guadaira mostró su buena condición y fondo de casta, y duró bastante. 

Por fin, al final, Posada se entendió con él y firmó una notable serie al natural en la que se ajustó más con su oponente y corrió con templanza y buen trazo su mano izquierda. El epílogo, con ayudados por alto muy toreros, también fue de lo mejor. Tras dejar una estocada baja cortó una oreja que supo a poco comparada con el honor del pañuelo azul para el animal. El cuarto y último, serio y muy cuajado, como todo el encierro, protagonizó una bravísima pelea en el caballo. Se arrancó desde lejos y con alegría en el primer encuentro y consiguió derribar al picador. Dos duros puyazos más se llevó, de nuevo empujando con fijeza y metiendo los riñones. La pena fue que el severo castigo (que le hizo sangrar muchísimo) y lo que se desgastó en el peto condicionaron su comportamiento en un último tercio al que llegó muy venido a menos. Posada se intentó justificar, pero tan sólo evidenció voluntad y ganas, además de una buena estocada final.

 Martín Escudero se llevó el lote de menos opciones y, pese a ello, volvió a dejar la impronta de un concepto del toreo basado en el valor y la pureza. Entre tanto torero ventajista de pierna retrasada y suerte descargada, el encontrarse con un chaval que quiere hacer todo por derecho y de verdad…es una auténtica alegría. Tiene mucho que pulir y evolucionar, sí, pero las condiciones innatas que parece poseer son más que esperanzadoras. También en Algemesí pecó de frialdad en algunos momentos. Le cuesta conectar más con el tendido, pero su toreo es tan inocente como puro. Prácticamente siempre bien colocado, en muchos momentos ofreció los frentes a sus enemigos, otorgándoles todas las ventajas y adelantando la pierna contraria con pasmosa naturalidad. Muy encajado de riñones, se le ve mucho más suelto con la franela sostenida sobre la zurda. Al natural brotaron sus mejores muletazos, muy ajustados y rematados en la cadera. 

El que abrió plaza fue un mansurrón sin maldad al que le faltó más continuidad y clase en sus embestidas. Por su parte, el tercero tampoco anduvo sobrado de clase ni recorrido. Le faltó un tranco más en el viaje. En uno de los compases del trasteo, David cayó en la cara del toro y, tras ser pisoteado y rebuscado por el animal, comenzó a dolerse de su mano derecha. Con un gesto de auténtico dolor intentó montar la espada para dejar varios pinchazos arriba que fueron suficientes para que el de Guadaira doblara. Tras corresponder una cariñosa ovación al esfuerzo realizado, el de Galapagar se marchó a la enfermería. La suerte le tendrá que acompañar en su camino, pero lo que ha apuntado hasta ahora hace concebir grandes expectativas en un futuro incierto en el que la pureza, la tan anhelada y extrañada pureza, está en claro peligro de extinción.


7ª Feria de novilladas Algemesí (Valencia). Con lleno en los tendidos, se lidiaron 4 novillos de Guadaira, bien presentados, con mucho cuajo, aunque sospechosos de pitones. El más serio por delante fue el 3º. El 1º mansurrón; 2º encastado y humillador, de muy buen juego (premiado con la vuelta al ruedo); 3º deslucido; 4º muy bravo en varas, venido a menos en la muleta.

Martín Escudero: ovación con saludos en ambos
Posada de Maravillas: oreja y silencio

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