EL PUDOR SE SOBREPUSO AL VALOR
Dos grandes toros de Victoriano del Río se fueron con las orejas al desolladero en la 3ª de la Feria del Aniversario. Ambos astados, lidiados en 4º y 5º lugar, estuvieron por encima de sus matadores y desarrollaron una gran clase, nobleza y humillación en la muleta. El que hizo 5º, de nombre Pudoroso, además, galopó y embistió con alegría y codicia. Sebastián Castella no pasó de valiente con un lote de triunfo y, tan sólo, cortó una oreja del 2º. Fundi y Perera se fueron de vacío.
La corrida de Victoriano del Río, también, ofreció toros con grandes posibilidades de triunfo. Tras una feria en la que el ganado se impuso al escalafón, la historia se volvió a repetir, ya que hasta tres buenos ejemplares sorteó la ganadería de Victoriano del Río. La divisa madrileña presentó un encierro de desigual presentación con dos toros más serios y cuajados (4º y 5º) y algún otro de menos remate y trapío. Los toros de Victoriano demostraron una nobleza infinita, destacando entre el conjunto los ejemplares lidiados en 2º, 4º y 5º lugar por su clase, humillación y recorrido. En el mismo encierro, sin embargo, saltaron al ruedo venteño varios astados que ofrecieron más dificultades, principalmente, por su flojedad.
El Fundi ofreció una pobre imagen en su tercera comparecencia en Madrid. Quiso, pero no pudo. Dispuesto, el diestro de Fuenlabrada no se terminó de confiar nunca con su lote y estuvo siempre muy al hilo. Su primero fue muy flojo y se defendió pegando cabezazos. José Pedro, andarín y sin recursos en la cara del astado, sufrió varios desarmes. Pero el 4º si fue un toro para apostar y cuajar de principio a fin. Empujó en el caballo el de Victoriano y llegó a la muleta con poder y transmisión. El castaño embistió con mucha nobleza y calidad a la franela de El Fundi, y todo lo quiso por abajo. Al final, el astado se vino un poco abajo y dejó de humillar, siendo más deslucido. De nuevo, Fundi se vio desbordado y, descaradamente fuera de cacho, intentó hilvanar varias tandas de muletazos que fueron protestadas por el respetable. Esperando a que se recupere y a pesar de la pobre imagen ofrecida por El Fundi esta feria, continuará gozando de todos mis respetos por la lucha y la honradez que han caracterizado toda su carrera.
Sebastián Castella fue el triunfador de la tarde tras cortar una oreja al primer toro de su lote. Pero, a pesar de tocar pelo, el francés, también, fue el perdedor del festejo ya que no acabó de cuajar a un lote de indiscutible puerta grande. El segundo de la tarde mostró mansedumbre en los primeros tercios, pero se vino arriba en banderillas y regaló a Castella embestidas humilladas y enclasadas. Sebastián anduvo muy valiente y dispuesto, y destacó ejecutando varios derechazos largos y con la mano baja. Antes, había comenzado la faena con varios pases cambiados por la espalda y un buen cambio de mano que hicieron vibrar a la plaza. Pero después se equivocó. No dejó distancia al toro, lo ahogó y faltaron en el trasteo series templadas y rotundas de cuatro o cinco muletazos. Tras una estocada desprendida, cortó una oreja. El mismo guión se repitió en el 5º, un gran toro de Victoriano del Río. Éste astado fue muy completo, a pesar de que no fue muy bravo en el caballo. Toro encastado y con muchísima nobleza, fijeza, clase y humillación, que galopó y embistió con codicia en el último tercio. Castella volvió a pegarse el arrimó, pero no cuajó al toro. Faltó darle distancia y llevarlo largo por abajo. No dibujó ninguna tanda de profundo trazo y el ejemplar se fue al desolladero con las orejas puestas. El público volvió a jalear la faena, pero tras fallar con el estoque, todo quedó en una ovación con saludos.
A Miguel Ángel Perera le correspondió el lote con menos opciones. El 3º fue un ejemplar absolutamente inválido con el que el extremeño, tan sólo, pudo justificarse y mostrar sus ganas. El 6º no fue un animal fácil. Aunque encastado, el toro tuvo una embestida más informal y llegaba a la jurisdicción del torero con la cara más suelta que sus hermanos. Eso sí, cuando se le enganchó respondió embistiendo humillado y con clase. Perera volvió a evidenciar el mal momento por el que atraviesa al no saber como plantear la faena. Con continuos enganchones, el torero no se acopló nunca a la embestida del toro y su actuación no llegó al tendido. Le faltó templanza y mando a la muleta de Perera en una tarde en la que fue silenciado.